CAPÍTULO 22
Apenas pudo llegar a su oficina antes de que Candela irrumpiera dentro
y cerrara la puerta de golpe.
—¡No puedo creer que no me hayas llamado!
Levantando su mano, Lali advirtió:
—Todavía ni siquiera he bebido café. Me mantendré fuera de la
Inquisición durante al menos treinta minutos.
—Uhm, alguien está irritada. ¿No dormiste lo suficiente
anoche?—preguntó Candela, moviendo las cejas.
—No, obviamente no lo hice.
Candela chilló y luego se dejó caer en la silla.
—¡Detalles, La! ¡Necesito desesperadamente detalles!
—Entonces ve a ser una buena amiga y consígueme un café —gimió Lali.
Con un bufido, Candela se levantó de su silla.
—Está bien. ¡Pero será mejor que me des cada detalle erótico cuando
vuelva!
Mientras Candela salía por la puerta, Lali colocó sus cosas y encendió
la computadora. En medio de la lectura de sus citas del día, sonó el teléfono
en su bolso. Ella lo agarró y se desplazó a través de sus mensajes. El ver uno
de Peter provocó que su corazón saltara hasta su garganta.
Lo siento, no me despedí.
Parecías demasiado tranquila para despertarte.
Ansioso porque llegue el
miércoles… P
Lali no podía luchar contra la tonta sonrisa que llenaba sus mejillas.
Después de todo no era un idiota. Él realmente se preocupó lo suficiente como
para enviarle un mensaje y ver cómo estaba.
Rápidamente, sus dedos volaron sobre el teclado.
Gracias. Yo dormí bien anoche…
bueno, después de todo. También estoy
ansiosa porque llegue el
miércoles.
Candela entró por la puerta con una humeante taza de café y se la pasó
a Lali.
Mientras Lali soplaba pequeñas olas en el líquido oscuro, los labios
de Candela se curvaron en un puchero.
—La, realmente estoy dolida porque no me llamaste camino a casa esta
mañana. Quiero decir, ¡he estado muriendo durante toda la noche y la mañana
para saber de ti! Anoche volví prácticamente loco a Vico preguntando
acerca de cómo te estaba yendo.
Lali salió disparada de su silla, derramando el café en el suelo.
—¿En serio le dijiste a Vico acerca de mi noche de sexo con Peter?
Candela rodó sus ojos confirmándolo.
—Por supuesto que sí. ¿No crees que él se preguntara qué pasó cuando
te embarazaras de la nada?
—Supongo que tienes razón.
—Creo que al final de la noche, él también estaba tan ansioso de saber
de ti. Creo que su preocupación era más por asegurarse de que estabas bien, y
de que Peter no te hubiera obligado a someterte a alguna mierda retorcida o
algo así.
Pasando su mano por la cadera, Lali le dio a Candela una mirada exasperada.
—Y ¿qué esperabas? ¿Qué te escribiera cada minucioso detalle
contándote lo que estaba pasando?
—Eso hubiera sido interesante. No estoy segura de cómo se traducen en
el texto los quejidos y gemidos.
—Eres imposible —murmuró Lali tomando un poco de café. El líquido caliente
quemó un bienvenido rastro de cafeína en su garganta y estómago.
—Entonces, ¿cómo fue?
Un retroceso de los acontecimientos de la noche anterior brilló a
través de la mente de Lali como una película de clasificación “X”, y no pudo
evitar sonrojarse.
—Increíble.
—¿Así que fue todo lo que pensaste que sería estar con él?
Lali asintió.
—Y más.
Saboreando cada detalle, Cande se inclinó tanto hacia adelante en su
silla que casi se cae de frente contra el suelo.
—Entonces, ¿cuántas veces te viniste?
—¡Candela! —exclamó Lali.
—¡Oh vamos, La! Con las locas horas de pasantías de Vico, tengo que vivir
a través de ti —argumentó Candela.
El calor
inundó las mejillas de Lali.
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