sábado, 23 de agosto de 2014

La Proposición: Capítulo 24

CAPÍTULO 24


El miércoles cuando Lali entró a la oficina de Peter, él levantó la vista de sus papeles y absorbió cada parte de su apariencia. Sabía que se veía muy diferente de como la había dejado la otra mañana; prácticamente desnuda bajo las sábanas con su largo cabello morocho extendido sobre la almohada. Hoy parecía en cada ápice una experimentada mujer profesional, en su estrecha falda gris de tubo, blusa negra con volantes, y zapatos de tacón. También había peinado su cabello en un moño suelto. Pero aun finamente vestida como estaba, bien podría haber estado desnuda por la forma en la que él la miraba fijamente.

Entra y sal rápidamente, no vayas a salir lastimada trató de recordarse a sí misma. Se encontró con la oscura mirada de Peter y se sonrojó.

—Hola —dijo, tímidamente.

—Hola. ¿A qué debo el placer de verte?

Respira profundo, La. Puedes hacer esto. Lo único que él puede hacer es decir que no… y entonces posiblemente avergonzarte por sugerir tal cosa en medio del día. Por no hablar de que podría presentar una denuncia por acoso sexual. Miró alrededor.

—Eh, no estás ocupado en este momento, ¿verdad?

—No, estoy en un receso entre reuniones. ¿Por qué?

Nuevamente se mordió el labio, no estaba segura de si realmente podría insinuársele así. Desde el momento en que tomó la prueba de ovulación en el baño, su mente gritó lo loca que estaba por incluso pensar en hacerle proposiciones sexuales a Peter mientras estaban en el trabajo. Durante todo el recorrido en el ascensor, su conciencia trabajó a toda marcha para llamarla una puta desvergonzada por siquiera considerar un encuentro sexual a medio día.

Ignoró las voces en su cabeza.

—Bueno, verás, mi temperatura se elevó un poco hace rato.

Las cejas de Peter se fruncieron.

—¿Viniste hasta aquí para decirme que estás enferma?

Con una risa nerviosa, Lali respondió:

—No, no, no es nada de eso. Es solo que… —Tomó aire, intentando calmar sus nervios. Lo que no la ayudo a calmar sus temblorosas rodillas. Sobre todo porque iba a tener que hablar de nuevo sobre más supuestos innombrables—. Verás, he estado tomando estas pruebas que dicen cuándo estoy ovulando y cuándo soy más fértil. Y bueno… es ahora.

Él la miró fijamente, sin parpadear y casi sin respirar por un momento antes de que una sonrisa curvara sus labios.


—Oh, ¿así que viniste aquí para una follada?


CONTINUARÁ...

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