domingo, 24 de agosto de 2014

La Proposición: Capítulo 25

CAPÍTULO 25


—¿Siempre tienes que ser tan vulgar?

Él se rio entre dientes.

—Lo siento. ¿Preferirías que lo llamara una tarde de placer? —bromeó, pareciendo disfrutar el hecho de que ella ahora estaba retorciéndose en sus talones.

—Por favor, détente —murmuró. Probando su coraje, se acercó a su escritorio. Milagrosamente, las piernas que se sentían de goma realmente pudieron sostenerla. Con él actuando como un estúpido loco por el sexo, no tenía de que preocuparse por sentir algo. Este era el despreciable Peter que recordaba de la fiesta de Navidad, no con quien se había besuqueado la otra noche. Se dio cuenta de que tenía que tomar nota del comportamiento en su mente para cuándo comenzará a caer más en la mina emocional de sentimientos por él.

Recurriendo a más fuerza de voluntad, se movió lentamente alrededor de uno de los lados del escritorio. Cuando se encontró con su mirada lasciva, suspiró.

—¿Podrías por favor actuar de la forma en que lo hiciste la otra noche?

—¿Y cómo fue eso?

Ella agachó la cabeza.

—No lo sé… simplemente no así.

—Lo siento, La. Es solo que no estoy acostumbrado a que me hagan sentir como un pedazo de carne a mitad del día.

Se encontró con su divertida mirada.

—Lo siento si te hice sentir así. Me gustaría mucho más haber esperado hasta esta noche. No puedes imaginar lo difícil que es esto para mí. Venir hasta aquí y hacerte proposiciones sexuales de esta manera, es absolutamente terrible, por no mencionar mortificante. Pero por mucho que lo odie, necesito que me ayudes a concebir. Y te necesito ahora.

Peter se removió en su silla, y Lali podía decir que su súplica estaba teniendo efecto sobre él.

—Tengo que admitir que tú necesitándome así, es tremendamente excitante, La —musitó. Señalando hacia la puerta, le dijo—: Ciérrala bien.

Lali se apresuró para asegurarse de que nadie los interrumpiría. Cuando regresó a su lado, Peter apretó un botón del teléfono. La voz de su secretaria salió del altavoz.

—¿Sí, señor Lanzani?

—Marilyn, por favor, retrasa mi reunión hasta las tres de la tarde. Surgió algo inesperado. —Le guiñó un ojo a Lali.

—Sí, señor.

—Y, por favor, asegúrate de que no sea interrumpido en los próximos treinta minutos.

—Por supuesto que lo haré.

Una vez que Lali estuvo segura de que él había colgado, negó con la cabeza.

—¿Media hora? Alguien está muy seguro de sí mismo y de su resistencia.

Peter se rio.

—Nunca dudes de mi resistencia. —Rodando su silla hacia atrás, se giró hacia el lugar en donde sus rodillas tocaban las de ella. El deseo ardía en sus ojo cuando él levantó las manos y entrelazó los dedos alrededor de la parte posterior de su cabeza—. Está bien, entonces. Soy todo tuyo, nena. Todo lo que tienes que hacer es tomarme.

Los ojos de Lali se agrandaron.

—Pero tú no… —Su voz se fue apagando, su mirada se movió rápidamente hacia el sofá de cuero.

Él lentamente sacudió su cabeza de un lado al otro.

—Tú eres la que me necesita. La pelota está en tu cancha.

La mortificación y la ira se dispararon a través de ella. Él haría esto más difícil de lo que tenía que ser.


—Bien —resopló. Sin apartar los ojos de él, se levantó la falda hasta las caderas.


CONTINUARÁ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario