miércoles, 27 de agosto de 2014

La Proposición: Capítulo 28

CAPÍTULO 28


Pasó sus ojos sobre Vico y luego nuevamente hacia Candela y sacudió su cabeza. Lo último que quería hacer era discutir asuntos de mujeres frente a él, ya fuera estudiante de medicina o no. Y a pesar de él que era algo más que el prometido de Candela, era un buen y confiable amigo, eso todavía le incomodaba.

—Oh nada.

—Mierda, no tienes calambres, ¿verdad?

Lali sintió que sus mejillas se calentaban y trató de esconderse detrás del menú.

—Dije que no es nada.

Candela puso los ojos en blanco.

—Oh, por el amor de Dios, La. Vico sabe todo sobre vaginas y ovarios, así que deja de actuar avergonzada delante de él.

—No estoy actuando avergonzada… ¡estoy avergonzada! —replicó.

Ignorando a Lali, Cande señaló directamente a Victorio.

—¿Sabes cómo La ha estado trabajando tan duro con Peter para quedar embarazada? —Él asintió—. Bueno, ahora ella tiene dos días de retraso en su periodo.

Lali cerró los ojos, deseando que el suelo se abriera y la tragara entera. Vico se aclaró la garganta, tratando de aliviar la tensión.

—Si estás teniendo calambres, podría ser algo bueno. A veces cuando el ovulo fecundado se implanta en la pared uterina, experimentarás dolor de moderado a severo el cual es similar a los cólicos menstruales.

Candela le dio a Vico una sonrisa radiante.

—Nene, eres tan sexy cuando sueltas esa jerga médica.

Lali bufó mientras Vico se inclinaba sobre la mesa para darle a Cande un prolongado beso.

—Ustedes son demasiados nauseabundos. —Una vez que dejaron de besuquearse, le sonrió a Vico—. Pero gracias por la información. Estoy esperanzada de que sea eso.

—También estoy esperanzado por ti. Serás una maravillosa madre, Lalita Lou. Dios sabe que te mereces algo de felicidad —respondió Vico, apretando su mano.

—Gracias. Te lo agradezco. —Fue interrumpida por el zumbido del teléfono en su bolso. Echó un vistazo al mensaje y sonrió.

No sé si todavía sigues hablándome o no, pero hoy estoy pensando en ti. Nadie, además de mi propia madre, significó tanto para mí como la tuya lo hizo. Ella siempre me amó y me aceptó por quién era. ¡Sin mencionar que hacía las mejores galletas de chocolate que he probado! ¡Te amo y extraño, Lalita Lou!

Era de Pablo. Incluso había usado su apodo. Cuando comenzaba a devolverle el mensaje, Candela se aclaró la garganta. Lali levantó la mirada.

—Lo siento, no pensé…

Candela hizo un gesto sobre el hombro de Lali. Cuando se dio la vuelta, Pablo estaba parado con un ramo de lirios, la flor favorita de su madre. Las lágrimas llenaron los ojos de Lali cuando salió de su asiento y le echó los brazos alrededor del cuello.

—¡Oh, Dios mío, no puedo creer que estés aquí!

—Me alegro de que estés abrazándome, en lugar de golpeándome.

Mientras se apartaba, Lali sonrió.

—Supongo que dejé las cosas bastante mal entre nosotros, ¿eh?

—Amiga, pensé que yo era un caso perdido entre tú y ese tipo, oh ¿cuál era su nombre? El que creyó que yo era tu novio e iba a patearme el trasero.

Candela sonrió.

—Su nombre es Peter, pero creo que podemos referirnos a él como el potencial Papi del Bebé de La.

Los ojos de Pablo se abrieron, y se tambaleó hacia atrás.

—¿Conseguiste que ese tipo fuera tu donante de esperma?

Lali le lanzó a Candela una mirada asesina antes de jalarla fuera del reservado.

—No, no exactamente —le indicó a Pablo que tomara asiento—. Creo que tengo que ponerte al tanto en algunas cosas.

Pablo llamó a la mesera antes de sentarse.


—Voy a necesitar una cerveza… en realidad, ¡ve y tráeme la jarra!


CONTINUARÁ...

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