Beau felizmente accedió y entró en modo completo meneo cuando vio que
estaban en el auto. Sabiendo que estaba llegando tarde, aceleró a lo largo de
la
interestatal y luego subió a lo largo de las familiares calles a la
casa de Lali. Estacionó en su camino de entrada, un poco más tarde de las tres.
Ignoró el zumbido de un mensaje de texto en su bolsillo porque estaba seguro de
que era de ella. En cambio, salió. Beau comenzó a empujar hacia adelante, pero
él negó con la cabeza.
—Quédate chico.
Después de trotar por el camino principal, golpeó la puerta.
—¡Está abierto! —dijo ella.
Mientras empujaba por la puerta, vio su maleta y el bolso en el suelo
del vestíbulo. Oyó crujidos en la cocina.
—Lo siento, estoy un poco tarde. A Beau le llevó una eternidad hacer
pis —mintió. No sentía la necesidad de decirle que uno de sus idiotas amigos,
le había hecho llegar más tardar en lugar de la vejiga de Beau.
—No lo dejaste en casa, ¿verdad?
Peter se rio.
—No, está acomodado en el auto. Juro que reconoce tu casa.
La risita de niña de Lali flotó hacia él.
—Pobre bebé. Ha estado dentro y fuera de su casa en los últimos meses.
Puse un hueso de carnada en mi bolso para ayudarlo a hacer el viaje. Pero
probablemente tendrá que hacer una parada de vez en cuando para hacer pis. —Dio
un suspiro de frustración—. ¿A quién estoy engañando? Probablemente voy a tener
que hacer pis más veces que Beau.
Ella vino desde la esquina, y su corazón se estremeció hasta
detenerse. Cada vez que la veía después de estar fuera de la ciudad, le quitaba
el aliento. Llevaba un vestido de verano color verde esmeralda con tirantes
delgados. El dobladillo caía justo por debajo de sus rodillas. Su embarazo
tensaba el escote en las copas de su corpiño. Pero fueron las botas de vaquero
de color marrón, las que le hicieron mirar de nuevo.
Lali comenzó a correr pasando junto a él para tirar algo en la maleta,
cuando Peter alargó el brazo y la atrajo hacia él.
—Maldición, te ves sexy como el infierno.
Sus cejas se fruncieron mientras se miraba a sí misma.
—¿En serio?
Se humedeció los labios y asintió.
—Este es uno de los pocos vestidos que todavía puedo usar. Creo que
puede ser el momento de ceder y comprar algo de ropa de maternidad.
Sus dedos se extendieron sobre su panza de embarazo, tocando
tiernamente el fino material.
—Para estar de cuatro meses y medio de embarazo, apenas se nota.
Ella sopló un mechón de cabello de su cara.
—Díselo a mis cremalleras.
—¿Y las botas?
—Oh, me ayudan a mantenerme fiel a mis raíces country. Las llevo todo
el tiempo cuando estoy en la montaña.
Él sonrió.
—A mí me gustan... y mucho. —Inclinando la cabeza, le dio su mejor sonrisa de “Quiero devorarte”.
Lali movió su dedo.
—Oh, no. No vayas siquiera allí.
—Nena, apenas te he visto, y mucho menos tocado, en la última semana.
¡Estoy a punto de explotar!
—Tenemos que estar en camino. Ya son más de las tres —protestó.
—¿Qué hay de malo en tomar un pequeño desvío? —Antes de que pudiera
discutir más, Peter aplastó sus labios contra los de ella, su cálida lengua
barriendo en su boca. Deslizó un brazo alrededor de su cintura, atrayéndola.
Ella comenzó a retorcerse cuando presionó su erección contra ella.
—No me hagas conocer a tus abuelos estando duro.
Ella le sonrió y empezó a salirse de su abra
zo.
—Es un largo viaje. Estoy segura de que vas a refrescarte para
entonces.
Con un gruñido frustrado, Peter apretó uno de sus brazos alrededor de
su cintura. Luego llevó su otra mano para deslizar una de los pequeños tirantes
de su hombro, empujando el material hacia abajo para desnudar su pecho.
Mientras amasaba su piel, su pulgar rozaba una y otra vez su pezón endurecido.
Cuando la escuchó contener el aliento, pellizcó la yema burlonamente. Eso
pareció ser el truco, porque a Lali le sobrevino una ola de pasión. Llevó sus
labios a los de Peter mientras se arqueaba contra él. Él lamió desde su
barbilla hasta su oreja.
—Te deseo tanto, Lali —murmuró. Cuando tomó su barbilla entre sus
dedos y echó su cabeza hacia atrás, Emma le miró con los ojos entrecerrados.
—Entonces tómame —murmuró ella.
Besándola otra vez, su mano se deslizó bajo su vestido. Lali gimió
contra su boca cuando sus dedos encontraron el calor entre sus piernas. La
acarició sobre sus bragas hasta que pudo sentir su deseo húmedo a través de la
tela. Luego metió sus dedos dentro de ella, manteniendo el mismo ritmo con su
lengua como con sus dedos. Ella separó sus labios de los de él, jadeando.
—Mmm, Peter … sí, ¡Dios! ¡ Peter! ¡Sí! —gritó, cerrando los ojos
cuando la llevó al borde.
Gimió cuando sus dedos se deslizaron fuera de ella. Entonces sus manos
fueron a bajarle las bragas hasta las rodillas. Llevó la mano de Lali a su
entrepierna. Ella estiró la mano para hurgar entre el botón y la cremallera de
sus pantalones. Una vez que liberó su erección, le acarició fuerte y rápido,
usando las gotas del líquido pre seminal para dar fricción.
Peter contuvo su respiración entrecortada y luego le retiró la mano.
—Ya es suficiente de eso —murmuró con voz tensa.
Retrocedió hasta el sofá, empujando sus pantalones y su ropa interior
sobre sus caderas. Agarró la mano de Emma, tirando de ella hacia él. Colapsaron
en el sofá con el calor de Lali a horcajadas sobre él. Después de guiarse a sí
mismo dentro de ella, empezó a mover sus caderas contra las de él.
Frenéticamente, se empujó dentro y fuera de ella mientras Lali se inclinaba
para darle un beso. Ella no duró mucho tiempo antes de irse por el borde otra
vez.
Aunque estaba cerca, Peter no quería correrse. Nada se sentía tan bien
como estar hundido dentro de Lali. Siguió levantando las caderas y llevándola
hacia abajo duro sobre su polla. Echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos
cuando la intensa sensación rodó sobre él. Finalmente, cuando pensaba que no
podría
aguantar más, se rindió a la liberación y se vino inundándola.
CONTINUARÁ...
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