viernes, 23 de mayo de 2014

La Proposición. Capítulo 10


CAPÍTULO 10



El calor del verano por la tarde golpeó contra su rostro mientras ella se introducía en la noche. Drenadas física y emocionalmente, sus piernas se sintieron tambaleantes, y tropezó sobre el pavimento desigual. Acababa de entrar en el estacionamiento techado cuando alguien agarró su brazo. Lali giró alrededor y usó toda su fuerza para impactar contra la cara de su atacante. Duro.

—Maldita sea, tienes un buen gancho derecho —gimió Peter, llevando su mano hacia su ojo derecho.

—¡Oh Dios, lo siento tanto! ¡No sabía que era tú! —se disculpó.

—No, está bien. Fui un idiota por no decir tu nombre primero. —Él le echó un vistazo a través de un ojo—. Déjame adivinar, ¿tomaste el curso de la compañía de Asertiva Formación Femenina? —Ella asintió—. Sí, bueno, te enseñaron bien.

Me alegro de que no fueras por el viejo método del SING.

—Oh, ¿la cosa del plexo solar, empeine, nariz e ingle?

Peter asintió con la cabeza.

—Clavarme las bolas no habría funcionado muy bien con mi oferta.

Desesperada por cambiar el tema lejos de sus partes viriles, ella preguntó.

—De todos modos ¿qué estabas haciendo?

—Mi auto está aquí.

—Oh, es cierto —murmuró, sintiéndose como una idiota.

—Y le prometí a Pablo que me aseguraría de que llegaras segura a tu
auto.

Ella trató de resistirse al aleteo de su corazón ante su acto de amabilidad.

—Gracias. Eso fue muy amable de tu parte. —Señaló hacia el pasillo—. Estoy justo por ahí.

—Puedo acompañarte. —Cuando ella lo observó escépticamente, él sonrió—. Ya sabes, para demostrar que el código de la caballerosidad no está muerto y todo eso.

—Bien, entonces.

Sus zapatos resonaron en el pavimento, llenando el silencioso estacionamiento techado.

—Así que, uhm, ¿vives cerca? —preguntó él.

—No, estoy a unos treinta minutos de distancia en East Cobb.

—Eso no es un viaje tan malo. Ya sabes, cuando no hay ningún tráfico.

Lali agachó la cabeza para evitar reírse ante el mal intento de Peter de establecer una pequeña charla. Ella no debe haber escondido su diversión muy
bien porque de repente preguntó:

—¿Qué es tan gracioso?

Ella sonrió.

—Ah, solo me estaba preguntando cuando podrías mencionar el tiempo.

—Estuve mal, ¿huh?

—Está bien.

Él sonrió.

—Supongo que estoy fuera de juego porque no eres como las mujeres con quienes por lo general entro en contacto. —Cuando ella abrió su boca para protestar, él negó con la cabeza—. Confía en mí, La, es un cumplido.

—Oh, ya veo. —Lali hizo señas a su Accord—. Bien, aquí estoy.

—Pablo estaría orgulloso de que te traje hasta aquí sana y salva.

Lali gruño mientras sacaba sus llaves de su cartera.

—Si él vive para ver el mañana después de parlotear contigo como lo hizo. Me sorprendería que no haya sacado un cartel en la I-75 diciendo: “¡Por favor embaraza a mi amiga!”

Peter se rio.
—Tranquila con él. Se preocupa por ti.

Sus ojos se ampliaron ante la sorpresa de la ternura de su tono.

—Sé que lo hace. —Ellos estuvieron parados incómodamente por un momento, mirándose a los ojos del otro—. Bien, muchas gracias por lo de esta noche y por acompañarme a mi auto.

—De nada. —Mientras Lali presionaba el botón de desbloqueo en su llavero, Peter comenzó a alejarse, pero luego se detuvo. Se giró y negó con la cabeza—.Ah, joder. —Tomando a Lali totalmente con la guardia baja, la empujó contra el auto. Envolvió sus brazos alrededor de su cintura, sacudiéndola de un tirón contra él. La electricidad la estremeció ante su toque, y su olor invadió sus fosas nasales, haciéndola sentirse mareada.

Ella se retorció en sus brazos.

—¿Qué estás…?

La hizo callar inclinándola y aplastando sus labios contra los suyos. Ella protestó empujando sus manos contra su pecho, pero el calor de su lengua que se deslizaba por sus labios abiertos hizo que ella se sintiera débil. Sus brazos cayeron sin fuerzas a sus costados.

Las manos de Peter barrieron por su cintura y su espalda. Enredó sus dedos en su largo cabello mientras que su lengua se adentraba en su boca, acariciando y burlándose de Lali. Sus manos se envolvieron alrededor de su cuello, atrayéndolo aún más cerca de ella. Dios, había sido mucho tiempo desde que alguien la había besado, y Agustín se había tomado una semana para besarla de esta manera. Peter era ardiente y pesado desde el principio.

Usando sus caderas, Peter la mantuvo atrapada contra el auto mientras tomaba por asalto su boca. Justo cuando creía que no podía respirar y que se podría desmayar, él liberó sus labios. Mirando hacia abajo con los ojos entrecerrados y bebidos por el deseo, Peter sonrió.

—Tal vez eso te ayudará con tu decisión.


Y entonces se alejó y empezó a volver por el pasillo, dejándola caliente, molesta y sola contra el auto.



CONTINUARÁ ···> Sábado 24/05

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