CAPÍTULO 9
—¿Y?
Él frunció el ceño.
—Bien, está bien. Le prometí a mi madre cuando se estaba muriendo de
cáncer que tendría hijos algún día. De esta manera, creo que puedo mantener mi
promesa con la menor cantidad de compromiso necesario.
Aunque trató de ocultarlo, Lali pudo ver el dolor hirviendo en los
ojos de Peter. Era obvio cuánto amó a su difunta madre.
—Siento mucho lo de tu madre —murmuró ella.
Él se encogió de hombros.
—Fue hace cinco años.
—¿Por qué te hizo prometer tener niños? Es decir, ¿no supuso que te gustaría
tenerlos algún día?
—Realmente no.
Ella negó indignada con su cabeza.
—Apuesto a que no puedes soportar ni siquiera estar alrededor de los niños.
—Para tu información, tengo nueve sobrinas y sobrinos y un sobrino
nieto de tres meses. Si hablaras con alguno de ellos, te dirían que soy un buen
tío. —Sacó su iPhone y se desplazó por unas cuantas fotos antes de empujar la
pantalla delante de ella.
—Oh —murmuró Lali, mientras contemplaba los rostros sonrientes—. No
sabía que tenías una familia tan grande.
—Cuatro hermanas, ¿recuerdas? Además, somos católicos irlandeses.
Ella asintió.
—¿No eres un poco joven para un sobrino nieto?
Señaló a una atractiva mujer de mediana edad.
—Rocío es quince años mayor que yo, y Megan realmente no esperaba
convertirse en madre a los veintidós.
Lali sonrió al recién nacido en los brazos de la joven chica.
—Es hermoso.
—En nueves meses, podrías ser tú —dijo Peter suavemente.
Las emociones se hincharon en su pecho y sintió como que no podía
respirar. Momentáneamente cerró sus ojos, tratando desesperadamente de mantener
el frágil hilo de su cordura sin romperse en dos. La respuesta a todos sus
problemas estaba sentado directamente enfrente de ella. Todo lo que tenía que
hacer era decir sí, y finalmente podría ser madre. Era demasiado para
procesar y desesperadamente necesitaba alejarse de Peter para pensar con
claridad. Cuando al fin abrió los ojos otra vez, encontró a Peter mirándola.
Ella sonrió disculpándose.
—He tenido mucho hoy. Voy a necesitar algo de tiempo para pensar en
esto.
—Entiendo. Tómate todo el tiempo que necesites. Ya sabes dónde
encontrarme.
Lali asintió y luego se levantó.
—Gracias por las bebidas… y por escuchar.
Él asintió.
—Cuando quieras.
Y luego ella hizo algo que la sorprendió. Se inclinó y besó la mejilla
de él. Cuando retrocedió, los ojos de Peter se salían de sus orbitas.
—Buenas noches —murmuró ella antes de escapar del bar.
CONTINUARÁ ···> Viernes, 23/05
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