jueves, 29 de mayo de 2014

La Proposición: Capítulo 15


CAPÍTULO 15


Lali se quedó mirando su teléfono por millonésima vez.

—¡Mierda, mierda, mierda! —Estaba ahora quince minutos tarde, y su mensaje de texto original a Peter no había recibido respuesta. Temía que se fuera a molestar y simplemente irse. Después de todo, él no tenía que esperar a las mujeres, generalmente estaban deseosas y dispuestas ante su más leve orden. Su teléfono vibró mientras su auto se acercaba al puesto de aparcacoches. Hurgando dentro de su bolso, lo sacó. Una mirada al mensaje y su corazón se detuvo y después reinició:

Asegúrate como el infierno de estar aquí. Rápido. No me conformaré con una ducha fría esta noche.

—¿Señora? —preguntó el valet.

Con sus pensamientos consumidos por Peter, ni siquiera se había dado cuenta de que la puerta de su auto había sido abierta y que un hombre joven la veía ahora expectante.

—Oh, lo siento.

Tomó el boleto de él y se apresuró a entrar en el hotel. Su mirada barrió sobre la masa de rostros extraños en el vestíbulo. Cuando no vio a Peter, estiró su cuello, buscando a través de la abarrotada habitación. Finalmente, sus ojos encontraron los de él, y le dio una vacilante sonrisa. Él caminó resueltamente hacia ella. Ante su frustrada expresión, ella levantó las manos.

—Oh, Peter, estoy muy, muy apenada por llegar tarde. El tráfico fue una pesadilla y…

Él la hizo callar una vez más aplastando sus labios en los de ella. Mantuvo este beso mucho más casto que la noche en el estacionamiento debido a que estaban en medio del pululante vestíbulo del hotel. Cuando se apartó, Lali palmeó su brazo.

—¡Realmente tienes que dejar de hacer eso! —protestó ella.

—¿Besarte?

—No, interrumpirme.

—Lo siento, pero no pude evitarlo. Eres como una jodida visión esta noche.

Ella abrió los ojos y sonrió.
—Está bien, entonces, estás perdonado.

Peter sonrió.

—Me alegra oír eso. ¿Tienes hambre?

—Un poco —mintió. La sola idea de comer le daba ganas de vomitar. Susnervios todavía seguían demasiado fuera de control.

—Vamos. —Descansó su palma contra la parte baja de su espalda y la guió hacia el restaurante del hotel. Un mesero en esmoquin les dio una mesa con una hermosa vista de la puesta de sol sobre la ciudad. Tomó sus pedidos de bebida y luego se retiró.

Cuando alcanzó el menú, sus dedos rozaron los de Peter. Él levantó la mirada y le dio su distintiva sonrisa sexy de cae-muerta. Una mezcla de ardiente anhelo junto con paralizante ansiedad pulsó a través de ella, y desvió la mirada
hacia el menú. Respira, La. Puedes hacer esto.

—¿Qué se te antoja? —le preguntó él, rompiendo el silencio.

—Oh, no lo sé —murmuró, manteniendo sus ojos firmemente en el menú.

La comida era el pensamiento más alejado de su mente. Todo en lo que podía pensar era en lo que iba a suceder después de la cena. ¿Cómo se sentirá finalmente intimar con alguien más de nuevo? Por encima de todo, le preocupaba que no pudiera cumplir con las expectativas que él se había fijado para ella. Lali nunca estuvo más agradecida que cuando el mesero regresó con su margarita. La empinó y tomó un largo, ardiente trago, succionando la mitad de la copa. Se estremeció cuando el alcohol golpeó su estómago. Para cuando el mesero tomó su orden de comida, ya había engullido la abrasadora y pesada copa de tequila y ordenado otra.

—Creo que hacen una deliciosa margarita aquí, ¿eh? —preguntó Peter con una tensa sonrisa.

Ella meneó la cabeza con entusiasmo.

—Totalmente.

Mientras Peter se lanzaba a una conversación detallando su ascenso a Vicepresidente de Marketing y cómo estaba ansioso por todos los viajes, Lali trabajó en drenar su segunda margarita. Apenas procesó sus divagaciones sobre trabajar en el país y el extranjero por negocios. En su lugar, se enfocó en sorber con valor el líquido a través de la pequeña pajilla. Sin perder un segundo, llamó al mesero por una más. Peter se cortó a mitad de la frase y arqueó sus rubias cejas.

—¿Estás tratando de emborracharte hasta las cejas para así poder soportar tener sexo conmigo?

—¡No, no, no es eso en absoluto! —chilló.

Él se inclinó sobre la mesa.

—Apenas bebiste la mitad de tu margarita la semana pasada. Ahora las estás drenando como una recién salida de rehabilitación.

Lali respiró hondo, decidiendo que era mejor ser honesta con él.

—Es solo que… estoy nerviosa, eso es todo.

—¿Sobre nosotros durmiendo juntos?

Lali asintió. Las cejas de Peter se alzaron.

—¿Tienes miedo de que vaya a lastimarte o hacerte hacer algo que no quieras?

—No, no es nada de eso.

—Entonces, ¿qué es? —exigió él.

—Tengo miedo de ser una decepción.

Su boca se abrió con incredulidad.

—¿Cómo puede ser posible que pienses eso?

Ella se encogió de hombros.

—Porque tú has estado con muchas mujeres… yo no tengo la experiencia. Solo he estado con un hombre, y fuera de él, no sé lo que quieren los hombres.

—En primer lugar, a pesar de lo que dicen los rumores mi número es relativamente bajo, Lali. No es que me haya follado a la mitad de la ciudad, o que sea Gene Simmons de Kiss . Y en segundo lugar, el sexo es básicamente el mismo argumento, no importa con quien estés. Diferentes personas aportan diferentes gustos y deseos a la mesa.

Ella jugó con la pajilla de su bebida.

—Supongo que temo que una vez que hayas estado conmigo, no querrás seguir adelante con nuestro contrato.

—¿Como si fuera a estar tan poco excitado por la experiencia que nunca querré dormir contigo otra vez?

—Sí —murmuró. Cuando Peter echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada, su labio tembló ligeramente—. No es gracioso.

Su diversión se desvaneció rápidamente.

—Oh La, lo siento si herí tus sentimientos. Es solo que no me podríaimaginar que en realidad creerías algo como eso.

—Bueno, lo hice. —Suspiró—. Lo hago.

Él levantó su dedo índice.

—Permíteme dejar esto muy claro. No hay ninguna manera en el infierno en la que podrías siquiera decepcionarme en donde no te desearía. —Se acercó a ella, su aliento de fuego quemó la sensible piel del lóbulo de su oreja—. Me pongo duro con solo mirarte.

Las mejillas de Lali se ruborizaron ante sus palabras.

—¡No puedo creer que acabes de decir eso!

Peter sonrió.

—Es la verdad. El momento en que te vi esta noche quise arrastrarte arriba.

—Tomando su mano, la metió bajo el mantel y la llevó a su regazo—. ¿Ves lo que me haces?

La boca de Lali se secó por sus palabras, y por el hecho de que ya estaba a media asta justo como Candela había querido. Corrió su lengua por sus labios. El modo en que él la veía hizo que su cuerpo cosquilleara de la cabeza a los pies, especialmente entre sus piernas. Dios, era tan sexy, un poco demasiado sexy para su gusto. Si era capaz de ponerla tan caliente y alterada solamente con estar sentado a la mesa, no podía imaginar cómo sería en la cama con él. En ese momento, su anticipación ganó por sobre sus nervios.

—Creo que estoy lista para subir si tú lo estás.

Las cejas de Peter se alzaron por la sorpresa.

—¿Incluso sin cenar?

Ella inclinó la cabeza.

—Déjame adivinar. ¿Tienes miedo de perder el valor? —preguntó.

Con la ridícula cantidad de alcohol bombeando a través de su sistema, le dio una sonrisa seductora.

—No, solo estoy lista para que me folles. —En el momento que las palabras escaparon de sus labios, jadeó y agachó la cabeza—. Oh, Dios mío, ¿de verdad acabo de decir eso?

—Sigue hablando sucio, y no seré capaz de subir las escaleras sin dar a conocer mi estado a toda la habitación. —Rápidamente él le hizo una seña al mesero por la cuenta.

Una vez que hubo pagado, Lali salió disparada de su silla, enviando a la habitación a dar vueltas a su alrededor.

—Oh, mierda, estoy mareada.

Peter agarró sus hombros para sostenerla.
—¿Serás capaz de caminar?

—Creo que sí. Pero tanto como si pueda o no, el beber de nuevo es discutible.

Él se rió entre dientes mientras envolvía su brazo alrededor de su cintura y la conducía fuera del restaurante. Emma apoyó su cabeza contra su pecho, disfrutando el olor amaderado de su colonia. Cuando se dirigió a los ascensores, ella levantó la mirada hacia él y preguntó:

—¿No necesitamos registrarnos?

Sacó la llave de la habitación del bolsillo de su chaqueta y la agitó ante ella.

—Todo arreglado.

—No eres solo tú el hombre con el plan —respondió ella, y luego se rio como si fuera la cosa más divertida que jamás había dicho. Cuando Peter la miró con diversión, ella negó con la cabeza—. En serio, nunca, jamás, beberé de nuevo.

—Nah, eres muy linda cuando estás achispada —dijo, presionando el botón del ascensor.

Las puertas se abrieron y ellos entraron. La sacudida ascendente del carro hizo que las piernas de Emma se sintieran de goma, y se aferró a Peter más apretadamente. El ascensor sonó cuando llegaron a su piso.

—Después de ti —insistió Peter cuando las puertas se abrieron.

—Gracias. —Pero cuando salió, se volvió a la derecha y luego a la izquierda, sin saber qué camino tomar.

—Por este lado —instruyó Peter, tomándola del brazo.

Cuando llegaron a su habitación, la mirada de Lali atrapó la placa de bronce en la puerta, y se agarró la manga del traje de Peter.

—¿Qué estamos haciendo aquí? Esta es una suite nupcial.

—Sí, me di cuenta cuando la reservé. Me dijeron que resulta ser una de las más bonitas que tienen. —Sonrió—. Además, pensé que podrías estar más cómoda haciendo lo que íbamos a hacer si parecía como si estuviéramos casados.

Ella parpadeó con incredulidad.

—Eso es tan dulce. Has pensado en todo, ¿no es así?

—Lo que sea para que te sientas más cómoda.

Su corazón se agitó ante sus palabras.

—Gracias.

Peter abrió la puerta.


—Después de ti.



CONTINUARÁ ···> Jueves, 29/05 a las 12pm, hora Española.

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