jueves, 29 de mayo de 2014

La Proposición: Capítulo 16


CAPÍTULO 16


Lali entró en el baño y se quedó sin aliento. Un rastro de entrelazados pétalos de rosas rojas y rosas guiaba el camino desde la sala de estar al dormitorio. En la mesita de café, una botella de champán fría en un enfriador plateado junto a dos copas de champán. Un cuenco rebosante de fresas bañadas en chocolate hizo que su estómago gruñera. Volvió la mirada y luego siguió los pétalos de rosa hacia el dormitorio donde filas de velas esperaban a ser encendidas y un paquete envuelto en color rosa se sentaba en la cama. Miró de nuevo a Peter que estaba quitándose la chaqueta de su traje.

—¿Hiciste todo esto por mí?

—Me gustaría tomar el crédito, pero el personal hizo toda las cosa de velas, frutas y flores —respondió, echando la llave sobre la mesa. Ante su continua expresión de desconcierto, él se rio entre dientes—. ¿Qué esperabas? ¿Una cama individual y un polvo rápido? Sé que esto es solo acerca de la procreación, pero dame un poco de crédito.

—No... pero no me imaginaba esto. —Ella sonrió tímidamente—. Pero si sirve de algo, gracias.

—De nada.

—¿Qué hay en la caja? —preguntó, señalando la cama.

—Algo para ti.

—¿Para mí?

Él asintió con la cabeza y le entregó el paquete.

—Antes de que lo abras, permíteme decir esto. Ya sabes que no tienes que hacer nada más que respirar para darme una furiosa erección…

—¡Peter!—protestó ella.

Él se rio de su indignación.

—De todos modos, soy una especie de hombre de lencería, así que pensé que podrías divertirme y usarlo.

Abrió la tapa de la caja. Después de sacar el papel de seda color rosa, sus ojos se enfocaron en el satén verde esmeralda. Sus dedos temblaban mientras metía la mano para sacar el camisón baby doll. El corpiño tenía intrincadas cuentas verdes y doradas y flores bordadas con un material tan puro y largo hasta sus muslos junto con un tanga a juego.

—¿Está bien?

—Es hermoso —murmuró. El pensamiento de él comprando solo para ella fue abrumador. ¿Lo hacía para todas sus conquistas, o ellas venían con su propia lencería confeccionada?—. Gracias.

El rostro de Peter se iluminó con una amplia sonrisa.

—No sé acerca de que sea hermoso. Se trata más de cómo eres tan jodidamente sexy cuando estás de verde. Al igual que el vestido verde de la fiesta de Navidad y el que estás usando esta noche. —Él tiernamente cepilló un mechón de su cabello castaño rojizo de su cara—. Ese color hace todo contigo, destacándote de tu cabello a tus ojos.

—Pero, ¿cómo supiste mi talla?

—Candela me ayudó con eso.

Lali puso los ojos.

—¿Por qué no me sorprende? Voy a tener que recordar darle las gracias por eso.

Peter se rio.

—Bueno, si te hace sentir mejor, ella juró que me cortaría las bolas si arruinaba esta noche para ti.

—¿No lo hizo? —chilló Lali

—Oh, sí, lo hizo.
—¡Entre Pablo y Candela, no puedo creer que aún quieras seguir con esto!

—Está bien. Trabajo bien bajo presión —bromeó Peter. Hizo un gesto con la cabeza al cuarto de baño—. Ahora pon tu cara de juego y cámbiate.

Lali soltó una risita.

—Está bien, entonces. —Ella se metió en el cuarto de baño y cerró la puerta, bloqueándola por si acaso. Bajó la cremallera de su vestido, y se amontonó en un susurro de gasa en el suelo. Después de intercambiar sus bragas por el tanga, se quitó el sujetador y se puso el camisón. No había botones o cremalleras, solo un lazo de raso para atar en el centro para mantenerlo en su lugar. Cuando terminó, se quedó mirando su reflejo en el espejo—. Oh —murmuró. De alguna manera ponerse el camisón le había transformado en una completa gatita sexual. Ella casi podía oír la voz de Candela zumbando en su oído: ¡Ve por él, nena!

Mientras su mano se cernía sobre el pomo de la puerta, tomó unas cuantas respiraciones tranquilizadoras antes de abrirla. Peter estaba de espaldas a ella cuando salió del cuarto de baño. El dormitorio brillaba a la luz de las velas y la
suave música sonaba desde un equipo de sonido en la esquina. Ella no podía creer que él estaba yendo por todo este problema. En su mente, lo había imaginado conduciéndola por las escaleras como el Lobo Feroz y devorándola antes de que pudiera cerrar la puerta.

Se puso de pie torpemente en el centro de la sala esperando para que él la notara. Cambió de pie, frotándose los brazos desnudos. Finalmente, se aclaró la garganta. Cuando Peter se dio la vuelta, sus ojos se abrieron.

—Santa mierda, La.

Tímidamente tiró el dobladillo del baby doll, tratando de cubrirse un poco más.

—¿Cómo me veo? —preguntó, mientras se giraba lentamente alrededor para su aprobación.

Él cerró el espacio entre ellos en dos zancadas. Envolviendo sus brazos alrededor de su cintura, la atrajo contra él. Su aliento jugó sobre su mejilla mientras le susurraba:
—Sexy como el infierno.


CONTINUARÁ ···> Viernes, 30/05

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