CAPÍTULO 3
Peter suspiró. Ella era decidida, por no hablar de obstinada como el
infierno. Su mente retrocedió a lo hermosa y sexy que se había visto a la
fiesta de Navidad, cómo el ceñido vestido verde que había llevado fluía por sus
curvas haciéndola irresistible. Cuando la había visto a través de la habitación
con algunas amigas, había decidido pasar la noche con ella. Sus tímidas
sonrisas y miradas hacia él a través de sus pestañas le habían enviado a cerrar
el pequeño espacio entre ellos. Por supuesto, en el momento en que había
llegado a su lado, sus amigas ya le había informado de su dudosa reputación
como un rompecorazones y mujeriego en serie.
—Mujeres —murmuró en voz baja mientras empujaba a través de la puerta
del baño.
Lali se tumbó en el sofá tapizado con una toalla de papel húmeda sobre
los ojos. Por un lado, su falda estaba remangada hasta por la cadera, dándole
una vista fabulosa de piernas y muslos. Ante el sonido de unos pasos, dio un
gruñido de frustración. Ella apuñaló el aire delante de ella con su dedo
índice.
—¡Te juro que si no me dejas en paz, voy apretarte tan fuerte en las
bolas que ya no va a haber ninguna duda sobre si puedes ser el padre de mi
hijo!
Peter se rio entre dientes. Su cabello castaño profundo anunciaba su
ardiente personalidad, una que ella le había mostrado en la fiesta de Navidad.
Toda su timidez se había evaporado en un instante cuando le dijo en términos
inequívocos que no tenía deseos de ser una de sus conquistas o chica de una
noche.
—En realidad, no soy Pablo.
Ante el sonido de la voz de un extraño, Lali apartó la toalla de sus
ojos. El horror se apoderó de su rostro ante la vista de Peter de pie ante
ella. Rápidamente, se arregló la falda y se pasó una mano por el cabello
despeinado.
—No esperaba verlo, Sr. Lanzani —dijo dócilmente.
Una sonrisa se profundizó en su rostro.
—No, me imagino que estabas esperando castrar a Pablo.
Las mejillas y el cuello de Lali se tornaron del color rosado.
—Siento que tuviera que oír eso, y siento mucho que tuviera que estar
en medio de nuestro argumento. Tan vergonzoso como fue, es, aprecio lo que rató de hacer.
Él se encogió de hombros.
—Estaba feliz de ayudar.
—Bueno, estoy agradecida. Y lo siento por arruinar su noche.
Nunca renunciando a una oportunidad, Peter sonrió.
—No has arruinado mi noche. De hecho, la noche aún es joven, así que
¿por qué no me dejas invitarte una copa?
Retorció la toalla de papel en sus manos antes de tirarla a la basura.
—Uhm, eso es lindo de su parte, pero ha sido un largo día.
Probablemente debería volver a casa.
—Podríamos caminar por la calle directo hasta O'Malley’s. —Ante su
continua vacilación, se rio—. Prometo que no es una oferta para tratar de
emborracharte con alcohol en tu débil estado emocional para que vayas a casa
conmigo. —Secretamente, esperaba que una copa o dos pudieran ser
capaces de descongelar su capa de hielo y darle una oportunidad para mover su
ficha.
No estuvo muy sorprendido cuando la conmoción inundó la cara de Lali.
—¿En serio?
Cruzó sus dedos sobre su corazón.
—Palabra de explorador—mintió.
Las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba como si estuviera
luchando contra una sonrisa.
—Está bien, entonces. Después del día que he tenido, no me vendría mal
uno. —Miró hacia atrás al espejo—. Oh, soy un desastre. ¿Podría darme unos minutos
para refrescarme?
—Por supuesto. Voy a estar fuera.
CONTINUARÁ ···> Viernes 16/05
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