miércoles, 14 de mayo de 2014

La proposición: Capítulo 3


CAPÍTULO 3


Peter suspiró. Ella era decidida, por no hablar de obstinada como el infierno. Su mente retrocedió a lo hermosa y sexy que se había visto a la fiesta de Navidad, cómo el ceñido vestido verde que había llevado fluía por sus curvas haciéndola irresistible. Cuando la había visto a través de la habitación con algunas amigas, había decidido pasar la noche con ella. Sus tímidas sonrisas y miradas hacia él a través de sus pestañas le habían enviado a cerrar el pequeño espacio entre ellos. Por supuesto, en el momento en que había llegado a su lado, sus amigas ya le había informado de su dudosa reputación como un rompecorazones y mujeriego en serie.

—Mujeres —murmuró en voz baja mientras empujaba a través de la puerta del baño.

Lali se tumbó en el sofá tapizado con una toalla de papel húmeda sobre los ojos. Por un lado, su falda estaba remangada hasta por la cadera, dándole una vista fabulosa de piernas y muslos. Ante el sonido de unos pasos, dio un gruñido de frustración. Ella apuñaló el aire delante de ella con su dedo índice.

—¡Te juro que si no me dejas en paz, voy apretarte tan fuerte en las bolas que ya no va a haber ninguna duda sobre si puedes ser el padre de mi hijo!

Peter se rio entre dientes. Su cabello castaño profundo anunciaba su ardiente personalidad, una que ella le había mostrado en la fiesta de Navidad. Toda su timidez se había evaporado en un instante cuando le dijo en términos inequívocos que no tenía deseos de ser una de sus conquistas o chica de una noche.

—En realidad, no soy Pablo.

Ante el sonido de la voz de un extraño, Lali apartó la toalla de sus ojos. El horror se apoderó de su rostro ante la vista de Peter de pie ante ella. Rápidamente, se arregló la falda y se pasó una mano por el cabello despeinado.

—No esperaba verlo, Sr. Lanzani —dijo dócilmente.
Una sonrisa se profundizó en su rostro.

—No, me imagino que estabas esperando castrar a Pablo.

Las mejillas y el cuello de Lali se tornaron del color rosado.

—Siento que tuviera que oír eso, y siento mucho que tuviera que estar en medio de nuestro argumento. Tan vergonzoso como fue, es, aprecio lo que  rató de hacer.

Él se encogió de hombros.

—Estaba feliz de ayudar.

—Bueno, estoy agradecida. Y lo siento por arruinar su noche.

Nunca renunciando a una oportunidad, Peter sonrió.

—No has arruinado mi noche. De hecho, la noche aún es joven, así que ¿por qué no me dejas invitarte una copa?

Retorció la toalla de papel en sus manos antes de tirarla a la basura.

—Uhm, eso es lindo de su parte, pero ha sido un largo día. Probablemente debería volver a casa.

—Podríamos caminar por la calle directo hasta O'Malley’s. —Ante su continua vacilación, se rio—. Prometo que no es una oferta para tratar de emborracharte con alcohol en tu débil estado emocional para que vayas a casa
conmigo. —Secretamente, esperaba que una copa o dos pudieran ser capaces de descongelar su capa de hielo y darle una oportunidad para mover su ficha.
No estuvo muy sorprendido cuando la conmoción inundó la cara de Lali.

—¿En serio?

Cruzó sus dedos sobre su corazón.

—Palabra de explorador—mintió.

Las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba como si estuviera luchando contra una sonrisa.

—Está bien, entonces. Después del día que he tenido, no me vendría mal uno. —Miró hacia atrás al espejo—. Oh, soy un desastre. ¿Podría darme unos minutos para refrescarme?


—Por supuesto. Voy a estar fuera.


CONTINUARÁ ···> Viernes 16/05

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