martes, 2 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 34

CAPÍTULO 34


Cuando llegó a la sala de estar, pudo oír a Peter tarareando junto con la radio de la cocina. Se asomó por la esquina y vio con asombro como cocinaba. ¿Cómo era posible que este Peter pudiera ser el mismo coqueto mujeriego arrogante y egocéntrico que a veces la volvía loca? Era como si tuviera a dos personas habitando el mismo cuerpo.

Peter la atrapó mirando, y ella le sonrió tímidamente mientras entraba descalza a la cocina. Inhaló profundamente.

—Algo huele de maravilla.

Una expresión complacida apareció en su rostro.

—Me decidí por camarones rebozados. ¿Pensaba que podríamos comer afuera en el patio si te parece bien?

Ella asintió.

—Suena genial.

Él abrió la puerta de atrás, y ella salió. Beau llegó galopando hacia ella.

—¡Abajo chico! ¡Ni siquiera lo pienses! —gritó Peter.

Beau empujó a regañadientes las piernas de Lali.

—Buen chico —contestó ella, recompensándolo rascándole detrás de las orejas. Mientras miraba alrededor del impecablemente cuidado patio, sus ojos se ampliaron ante la vista de una piscina bajo suelo—. Todo esto es tan hermoso.

—Gracias.

Le extendió una silla y ella se sentó en la mesa. Él ya la tenía completamente puesta para ellos con servilletas de lino. Un vistazo a su plato lleno de camarones rebozados hizo gruñir su estómago. Cuando Peter se sentó, ella le sonrió.
—No puedo agradecerte lo suficiente por el baño y la ropa. Me siento como una persona nueva.

—De nada.

Después de tomar un bocado de pasta, levantó la mirada para encontrar a Peter mirando fijamente a su pecho. Cohibida, cruzó los brazos sobre sus pechos tratando de esconder el hecho de que se mantenían presionados contra el material. Se aclaró la garganta, y él rápidamente desvió la mirada.

— Peter Lanzani, ¿estás mirando mis pechos como un adolescente cachondo?

Le dio una sonrisa avergonzada.

—Es un poco difícil no hacerlo cuando están a punto de fugarse de la camiseta.

Ella resopló con exasperación.

—Bueno, odiaba estirarla ya que no es mía, y encaja en todas partes excepto en el pecho. —Miró hacia abajo y se estremeció—. Ugh, por lo que quiero conseguir una reducción de pecho.

—Jesús, ¿por qué querrías hacer eso? Tus pechos son increíbles.

Lali puso los ojos en blanco.

—Eso es algo que diría un hombre. No tienes idea del verdadero dolor de cabeza que son. Mi espalda me mata, sin mencionar que es difícil encontrar blusas que me queden bien. Luego esta todo el factor de ellas volviéndose más grandes cuando estás embarazada.

Peter se humedeció los labios.

—¿Lo hacen?

—Sí, pervertido, lo hacen.

Él rio.

—Lo siento, pero soy un hombre completamente de pechos, así que esa posibilidad en realidad me excita.

—¿Un hombre de pechos es lo opuesto a qué? ¿Un hombre de culos o de muslos?

Asintió.

—Por supuesto, no hace falta decir que tanto tu trasero como tus muslos también son increíbles.

Le dedicó una sonrisa sarcástica.

—Oh, muchas gracias. Aquí estaba yo preocupándome de que fueran espantosos, y hubieras estado traumatizado por tener que verlos. Me alegra poder descansar tranquila esta noche.

—Pasaré por alto la insolencia considerando el día que has tenido. En su lugar, te ofreceré más vino —remarcó.

Ella levantó su copa.

—Gracias. Está delicioso.

Mientras él servía, Lali echó un vistazo por encima de la pálida luz del sol brillando a través del agua.

—Tengo que decir que estoy un poco más que celosa de tu piscina.

—De hecho es lo que me vendieron en este lugar. Como te dije antes, la natación fue mi pasión al crecer, y después de irme de casa, siempre quise otra piscina. —Tomó un sorbo de vino y luego volvió su intensa mirada hacia ella—.Entonces, ¿cuál era tu pasión cuando eras más joven?

—Hmm, probablemente es un total cliché, pero el canto. —Pasó los dedos por encima del borde de su copa de vino—. Bueno, supongo que todavía es mi pasión.
—¿De verdad?

Lali se sorprendió por la expresión deseosa en el rostro de Peter.
—Sí, mi familia es realmente genial con el Bluegrass y Country. Crecí cantando con una banda compuesta por cinco de mis primos. Tocábamos en festivales y en el bar del que mi tío Nico es dueño. —Lali se rio—. Supongo que lo llamarías una cantina más que nada.

Él sacudió la cabeza.

—¿Por qué me es casi imposible imaginarte cantando en un bar desordenado y lleno de humo?

—Oh, no solo cantaba ahí. También lo hacía en la iglesia.

Peter sonrió a sabiendas.

—Ah, eres una chica de iglesia. Eso explica muchas cosas.

Dejó de girar la pasta entorno a su tenedor y le disparó una mirada.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Ahora sé porque te sentías del modo que lo hacías acerca de dormir conmigo, porque no tenías ninguna pareja sexual en tu pasado además de tu
prometido.

—Tener moral y espiritualidad no son cosas malas —replicó ella.

—No dije que lo fueran. De hecho, es lo que más me gusta de ti.

Emma soltó un bufido.

—No puedes hablar en serio.

—Bueno, lo hago. —Movió su mano sobre la mesa para rozar sus dedos contras los suyos—. Hasta que te conocí, nunca pensé que la inocencia podía ser tan condenadamente sexy.

A pesar de que sus mejillas se calentaron ante sus elogios, no pudo evitar la sonrisa que se curvó en sus labios.

—Realmente eres un zalamero, ¿verdad?

Peter alejó de un tirón la mano de la suya y cruzó los brazos sobre su pecho.

—No me había dado cuenta que estaba siendo zalamero en el momento. Solo estaba tratando de halagarte un poco.

Lali masticó pensativamente un bocado de camarones.

—Creo que emana tan naturalmente que ni siquiera te das cuenta de que lo estás haciendo. Creo que ni siquiera lo lograrías en un estado de coma.

—Oh, ¿en serio?

—Sí, todas tus enfermeras estarían adulándote, incluso los hombres. Probablemente terminarás teniendo una atención de mierda. Sin mencionar que seguramente habría una pelea diaria sobre quién te da tu baño de esponja.

Peter echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Cuando la miró, sus ojos verdes brillaban con diversión.

—Jesús, La, no creo que alguna vez haya reído tanto con una mujer como lo hago contigo.

—Asumo que ese es un cumplido, ¿cierto?

—Oh sí, uno grande.

Lali mordisqueó el borde de su tenedor, tratando de decidir si tenía el valor para hacer la pregunta que la había estado molestando durante un tiempo.


—Entonces, ¿nunca has estado realmente enamorado antes?


CONTINUARÁ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario