domingo, 21 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 57


Lali se deslizó en el asiento del pasajero mientras Peter corría por la acera de enfrente. Cuando él se deslizó en el interior del auto, exhaló un suspiro largo y desigual. Lali se volvió y le dirigió una sonrisa vacilante.

—Eso fue... interesante.

—Se podría decir eso —respondió él, arrancando el motor.

Después de que se retiró de la entrada, miró de reojo para ver a Lali pasando los dedos sobre la tela del ropón de bautizo.

—Apuesto a que estabas adorable usando esto —comentó.

—No, he visto las fotos. Me veo como un pequeño marica rechoncho usando un vestido.

—Nunca podrías lucir como un marica —bromeó.

Peter gruñó en respuesta. Mirando hacia adelante, apretando fuertemente el volante, tratando desesperadamente de mantener el control de las furiosas emociones en su interior. No hablaron durante unos minutos.

Cuando Lali finalmente lo hizo, su voz era tensa.

—Lo siento por hoy.

Peter apartó la vista de la carretera para mirarla.

—¿De qué estás hablando?

—Conocer a tu padre. Fue demasiada presión y compromiso para ti. Lo noté.

—No, no lo fue.

—Oh, por favor. Estabas a punto de hiperventilar bajo la tensión cuando estábamos en la habitación de tus padres. —Lali negó con la cabeza—. En serio, empecé a preocuparme de que fueras a tener un derrame cerebral o algo así.

—No fue tan malo.

La piel de su mejilla se chamuscó por la mirada que Lali le estaba dando.

—Por lo menos se honesto acerca de la situación, Peter.

Un gruñido surgió de la parte posterior de su garganta.

—Está bien. Eso fue una completa y total mierda para mí, ¿de acuerdo?

—Eso está mejor.

—Sí, claro.

—Lo digo en serio. Siempre quiero que seas honesto conmigo, especialmente sobre cómo te sientes.

—Las mujeres siempre dicen eso, y entonces al momento en que les dices cómo son las cosas, obtienes una jodida bofetada verbal o física.

El silencio se hizo eco a través del auto durante unos minutos. Finalmente, Lali habló.

—Mira, no tengo que conservar el ropón. Puedes devolvérselo a Juan y explicarle que solo accediste a dar tu ADN, no a ti mismo.

Él dio un puñetazo contra el volante.

—Maldita sea, La, ¡eso no es lo que quiero!

Cortando a través de dos carriles, giró en un estacionamiento de un supermercado. Después de que chirriara hasta detenerse, apagó el motor. Cuando se volvió para enfrentar a Lali, con los ojos muy abiertos, ella se apretó contra la puerta lo más lejos posible de él.
—Cuando dije que hoy fue una jodida locura, fue en más de un sentido. Verte con mi padre, la forma en que reaccionó contigo, me ha hecho desquiciado. Pero no en la forma en que piensas.

—¿Oh?

Negó con la cabeza.

—Cuando te conocí, mi vida era exactamente como yo quería que fuera. Entonces solo estaba pensando con mi polla cuando pensé que podría embarazarte y alejarme. Y ahora... es todo tan jodidamente complicado que no sé en qué dirección vamos ya.

—Lo siento. Yo no quiero causarte problemas o ser una carga.

Peter puso los ojos en blanco.

—Jesús, La, ¿cómo puedes siquiera pensar eso?

Sus cejas se fruncieron.

—Porque tú dijiste…

Con un gruñido frustrado, se pasó las manos por el cabello.

—Maldita sea, no soy bueno en esto. Estoy diciendo y haciendo todo mal.

—No entiendo —murmuró ella.


—En el fondo, sigo siendo la misma persona que era cuando empezamos primero con todo esto, no matrimonio, no un mayor compromiso, no relaciones a largo plazo. —Suspiró—. Pero... quiero tratar de tener más contigo.


CONTINUARÁ...

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