domingo, 7 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 44


Lali miraba sus uñas ya mordisqueadas. Sentada en el tocador del baño, sus piernas se mecían adelante y atrás. Todo su cuerpo temblaba con nerviosa energía. Tomo una respiración frenética, tratando de calmar sus emociones fuera de control, pero ni siquiera un margarita del tamaño de una pecera la ayudaría ahora.

Movió su mirada hacia donde Candela se sentaba, mirando tres distintas pruebas de embarazo.

—¿Cuánto tiempo ha pasado? —chilló Lali.

Cande gruñó.

—¡Como cinco jodidos segundos desde la última vez que preguntaste! Jesús, La, ¡vas a darme un ataque!

—Lo siento. Se siente como una eternidad desde que hice pis en esos malditos palitos. Estoy volviéndome loca.

Alguien entró al baño y Candela se levantó, empujándose contra la puerta.

—Lo siento, está fuera de servicio. Trata el del final de pasillo.

La persona gruñó y retrocedió. Lali agrandó sus ojos.

—¡No puedo creer que estés clausurando el baño por mi prueba de embarazo!

—¿Quieres a una chica extraña soltando su pis en el medio de tu gran momento?

Lali soltó una risa nerviosa.

—No, supongo que no. Pero no sabemos si será un gran momento o no.

Candela sonrió.

—Estás retrasada por una semana esta vez, La. Y no olvides que Peter súper cuidó a sus nadadores. Creo que las oportunidades están a tu favor esta vez.
—Por mucho que quiera que así sea, presiento que Peter estará un poco decepcionado de que no hayan más sesiones de hacer bebés, especialmente dado que está ahorrando su energía mientras está fuera del país.

—¿Quién dice que tiene que terminar?

Las cejas de Lali se dispararon en sorpresa.

—Porque el propósito habrá terminado… Estaré embarazada.

—Sí, y mantenerlo viniendo por más puede darte algo que nunca acordaste.

—¿Y qué es eso?

Cande le dio una sonrisa cómplice.

—Un esposo.

La habitación giró a su alrededor, enviando a la cabeza de Lali contra el espejo. Ella llevó su mano a su frente para detener el mareo.

—No me digas cosas así cuando estoy por explotar. —Cuando Candela no respondió, Lali abrió los ojos—. ¿Qué sucede?

—¡Están empezando a cambiar de color!

Lali contuvo la respiración antes de inclinarse adelante.


—¿Y?


CONTINUARÁ...

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