miércoles, 3 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 38

CAPÍTULO 38


Cuando Peter no regresó dentro de unos minutos, Lali fue a buscarlo. Encontró la cocina vacía pero oyó voces altas viniendo del vestíbulo. Estiró su cabeza rodeando la esquina para ver con quién estaba hablando Peter. Tres chicos de cabello color arena estaban de pie en el vestíbulo vestidos con trajes de baño y llevando equipos para nadar. Sus rostros estaban abatidos. El más pequeño, quien no podría haber tenido más de cinco, pisoteó el piso y resopló:

—¡Pero tío Peter, prometiste que podríamos venir a nadar en cualquier momento!

—Lo sé, Georgie, pero verás…

El más alto sacudió su cabeza.

—Amigo, esto no está genial.

—Miren, les dije que podrían volver mañana. Solo que esta noche no es un buen momento —argumentó Peter.

Lali salió del pasillo y aclaró su garganta. Cuatro pares de ojos se enfocaron en ella.

—¿Qué está pasando?

—Así que, ¡ella es la razón por la que no podemos ir a nadar! —exclamó el chico de en medio.

—Oh, ¡el tío Peter se consiguió una novia! —dijo Georgie antes de disolverse en risitas.

Peter gruñó en frustración.

—Lali, estos son los monstruos que mencioné antes: John, Percy y Georgie.

Dando un paso adelante, Lali los saludó con la mano y les dio una brillante sonrisa.

—Hola, chicos.

—Hola —murmuraron ellos. Parecían casi hipnotizados por su presencia. Eso hizo preguntarse a Lali si habían visto antes a una mujer en la casa de Peter.

Ella inclinó su cabeza hacia ellos.

—Déjenme adivinar. ¿Hay alguna oportunidad de que ustedes fueron llamados así debido a los poetas románticos?

El más alto puso sus ojos en blanco.

—Sí, desafortunadamente nuestros padres tienen una gran cosa por los aburridos tipos británicos.

Peter les gruñó exasperado.

—Lo que quiere decir, es que mi hermana y mi cuñado son profesores de inglés en la Universidad Estatal de Georgia. —Apuntando al más alto, le dijo—: El de trece años con la bocota es John Keats. Mi hombre de en medio, Percy Shellen tiene once, y George Byron, o Georgie tiene cinco. —Se volvió otra vez hacia ella—. Y chicos, esta es mi amiga, Lali Espósito.

—Es un gusto en conocerlos. Parece como si estuvieran listos para ir a nadar, ¿eh?

—Sí, hasta que el Chico Amante aquí presente decidió arruinarlo para nosotros —replicó John, frunciéndole el ceño a Peter.

Pinchando con su dedo en el aire, Peter prácticamente gruñó.

—Cuida tu boca.

Lali escondió su diversión detrás de su mano. Una vez que se recuperó dijo:

—En su defensa, su tío no sabía que yo iba a tener un mal día hoy y que necesitaba algo de compañía. Pero no me importa ni un poco si ustedes se quieren quedar y nadar.

Las cejas de Peter se levantaron en sorpresa.
—¿No te importa? —preguntó al mismo tiempo que Georgie gritó:

—¿De verdad?

—Seguro, por qué no.

—¡De acuerdo! —exclamó Percy antes de pasar a Lali corriendo. John y
Georgie iban cerca de sus talones.

Lali se rio de su entusiasmo mientras Peter sacudía su cabeza.

—No puedo creer que acabas de aceptar que ellos se quedaran.

—Están aquí para nadar, así que dudo mucho que ellos siquiera nos vayan a molestar.

—Famosas últimas palabras —murmuró Peter mientras llevaba a Lali otra vez afuera.

A la vista de Georgie a punto de brincar en el extremo poco profundo, Peter corrió rápidamente para allá y lo agarró.

—Caray, tranquilo, hombrecito. No te atrevas a entrar sin tus flotadores.

—¡Pero los flotadores son para bebés! —gimió, retorciéndose contra el pecho de Peter.

—No quiero escucharlo. —Sentó a Georgie y abrió de un tirón el contenedor color marrón. Sacó dos flotadores para brazos de los Power Ranger. Los deslizó en los brazos de Georgie—. Tu mamá patearía mi trasero si apareciera y no estuvieras usando estos.

Georgie le puso mala cara a Peter antes de salir corriendo y brincar a la piscina.

—Tío Peter, ¿me ayudarás con mi braceo de espaldas de nuevo?—preguntó Percy.

Peter le echó un vistazo a Lali.
—¿Te importa?
—Claro que no. De hecho, me gustaría verte en acción.

Le sonrió con suficiencia antes de inclinarse hacia ella y susurrarle en el oído.

—Usaría ese speedo que te prometí, pero creo que asustaría a los chicos.

Ella soltó una risita y lo empujó.

—Ve a conseguir tu traje de baño, engreído.

Mientras desaparecía en la casa, John nadó más cerca de donde Lali estaba sentada. Apoyó sus codos en la plataforma.


—Así que, ¿desde hace cuánto tiempo has sido la novia del tío Peter?


CONTINUARÁ...

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