miércoles, 10 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 47


Él se quedó sin aire, y se sintió como si le hubieran pateado en la ingle.

—Bueno, eso no es exactamente lo que estaba esperando.

—Me enteré hace una semana, pero quería esperar hasta que volvieras para decírtelo. Pensé que significaría más en persona.

Ahora sabía por qué parecía tan diferente. El embarazo la tenía absolutamente radiante de felicidad pura. Una sensación de inmenso orgullo irradió a través de él ya que participó para crear esa felicidad. Sus labios se curvaron en una sonrisa genuina.

—Es una noticia maravillosa, La. Estoy encantado por ti.

Lágrimas de felicidad brillaron en sus ojos.

—¡Oh Peter, no puedo agradecerte lo suficiente por hacer posible este sueño!—gritó, lanzando sus brazos alrededor de su cuello. Ella le apretó fuerte—.Todavía no puedo creer que sucedió después de solo dos meses de intentarlo. ¿Sabes lo bendecidos y afortunados que somos? Algunas personas tienen que tratar durante meses y meses, incluso años.

—Sí, eso habría sido miserable —bromeó.

Una risita de niña escapó de sus labios.

—Siento que no tuviéramos la oportunidad de... bueno, ya sabes, tener tanto sexo como te hubiera gustado.

La sola mención de esa palabra en sus exquisitos labios le hizo retorcerseen la cabina.

—Yo también, sobre todo desde que he sido prácticamente un monje en las últimas semanas.

Sus ojos se abrieron.

—¿Quieres decir que mantuviste los bóxers puestos y sin actividad deningún tipo?
—Bueno, yo podría haberme encargado de mis asuntos una vez o dos—contestó, tímidamente—. Pero me he abstenido toda la semana pasada en preparación. —Ahora, después de todo ese trabajo, él se iba a casa, con la cola entre las piernas, y extremadamente frustrado. Realmente iban a ser solo él y su mano esa noche.

Lali le tomó la cara entre las manos.

—¡Oh, pobrecito! De verdad has ido más allá de todo por mí a través esto.

Cuando le rozó los dedos sobre sus labios, le agarró la mano.

—Por favor, La, no lo hagas. Estoy demasiado jodidamente frustrado para cosas así.

Una sonrisa que era a la vez burlona se propagó en su dulce en su rostro.

—Te digo algo. Ya que me has hecho la mujer más feliz del mundo, creo que te debo una o dos rondas de ponerte una sonrisa en tu cara.

Por segunda vez en la noche, Peter sintió como si le hubieran dado una patada en la ingle.

—No puedes estar hablando en serio.

Sus cejas se fruncieron.

—¿No quieres que sea en serio?

—¡Por supuesto que sí! Quiero empujar tu vestido a lo largo de tus muslos, arrancarte la tanga de encaje que me imagino que estás usando, y follarte sin sentido aquí en la cabina.

Lali contuvo el aliento y abrió mucho los ojos.

—Lo tomo como un sí.

Peter sonrió.

—Oye, han sido cuatro semanas nena. Tienes suerte de que no te arrastre hasta el baño para un rapidito. —Cuando ella arrugó la nariz con disgusto, no pudo contener la risa—. No te preocupes, La. Me controlaré. —Pasándole la mano por debajo del vestido, le apretó el muslo―. Por lo menos mientras estamos en público.

Estuvo sorprendido cuando ella no quitó su mano. En cambio, ella se limitó a sonreír tentadoramente hacia él.

—¿Al menos podemos comer primero?

—Por supuesto que podemos. Estás comiendo para dos, ¿no?

Lali soltó un bufido.

—Se supone que sí. Pero por la forma en que he estado comiendo últimamente, podrías pensar que estoy esperando teniendo trillizos o algo así.

Peter hizo señas al camarero. Después de que Lali terminó de recitar todo lo que quería, Peter no pudo ocultar su diversión.

—¿En serio vas a comer todo eso?

Ella inclinó la cabeza mientras el camarero se iba.

—No importará tanto esta vez, ya que supongo que quemaré un montón de calorías más tarde, ¿no?

Él se rio entre dientes.

—¡Diablos, sí!

Por el resto de la cena, trató de comportarse. En su lugar, se centró en cómo de animada estaba Lali mientras hablaba sobre el bebé y el embarazo. Nunca la había visto hablar a mil por hora o sonreír tanto. Empezó a preguntarse cómo sus mejillas podían no doler. Momentáneamente se tensó cuando ella mencionó que tanto Candela como Pablo le habían acompañado a la primera cita con su médico.

—¿Así que ahora que está todo bien contigo teniendo un bebé, siempre y cuando él no lo engendrara?

El tenedor de Lali se quedó inmóvil en el aire, mientras su rostro se arrugaba.

—Solo quería venir a apoyarme ya que estabas fuera de la ciudad.

—Eso estuvo bien de parte de él —dijo Peter, incapaz de ocultar el sarcasmo de su tono.

—Si no lo quieres en la primera ecografía, no lo invitaré.

Peter no sabía por qué diablos le molestaba. No era como si tuviera algún plan de participar en la vida del bebé... o ¿no? Por alguna razón, la sola idea de Pablo estando en la vida de su bebé dejó caer una pesada manta de posesión a su alrededor. Temblando, intentó librarse de la sensación. Además Pablo parecía un auténtico hombre, obviamente, no tenía que preocuparse por él compitiendo por la cama de Lali.

— Peter, ¿no me respondiste?

Se encontró con la intensa mirada de Lali.

—¿Qué?

—Te pregunté de nuevo si querías que seamos solo nosotros dos en la primera ecografía.

Tragando saliva con fuerza, finalmente respondió:

—Uhm, sí, claro.

Cualquier duda sobre su decisión se desvaneció al ver la expresión de felicidad pura y no adulterada que brilló en el rostro de Lali. Saber que él era la razón de eso lo calentó directamente a través de su alma. Era una sensación que pensó que podría llegar a disfrutar de experimentar un poco más.

—Genial —respondió, mordisqueando su última papa frita.

No pudo evitar sonreír cuando examinó su plato vacío.
—¿Te gustaría un poco de postre?

Ella frunció los labios ante su broma.

—No, estoy bien por ahora, gracias.

—Entonces, ¿podemos irnos al demonio fuera de aquí y regresar a tu casa antes de tener un caso permanente de bolas azules?

Lali se rio.

—Supongo que sí. Solo espero que estés contento de que tengo algo de Ben and Jerry’s en el congelador, o podríamos hacer una parada previa.

Peter gruñó mientras lanzaba un fajo de billetes sobre la mesa.

—Amas a torturarme, ¿no?

Corriéndole su mano por el muslo, Lali se detuvo justo antes de que le tocara la polla. Cuando él aspiró una bocanada de aire, ella se limitó a quitar su mano y agarrar su copa. Removiendo la copa, entonces la llevó a sus labios y trabajó dentro y fuera de su boca mientras bebía.

—Uhm, eso es tan bueno.

Su boca se abrió en shock. No podía creer que estaba haciéndole esto a él. Su dulce e inocente Lali, la madre de su hijo, estaba siendo una calienta pollas total. Y de alguna manera, estaba disfrutando como el infierno con ello. Cuando por fin lo miró, se echó a reír.

—Lo siento. No podía contenerme.


—Solo asegúrate de mantener esa actitud por el resto de la noche—respondió Peter, empujándola fuera de la cabina.



CONTINUARÁ...

1 comentario: