domingo, 14 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 51


Una hora después, Lali se puso el cinturón de seguridad mientras Peter bajaba el capote de su convertible.

—¿Qué suena bien? —preguntó mientras salía del camino de entrada.

—Mmm, ¿IHOP? Sigo antojada de panqueques.

—Entonces IHOP será.

Mientras saltaba través de las estaciones de radio. El celular de Peter timbró. Le echó un vistazo al identificador de llamadas y se encogió.

—Es mi papá.

—¿No has hablado con él desde que volviste?

—No.

Lali sacudió su cabeza.

—No puedo creer que no le avisaste que estás a salvo en casa. Apuesto a que está muy preocupado.

—Gracias por el viaje de culpa —reflexionó Peter.

Ella le sacó la lengua juguetonamente mientras contestaba el teléfono.

—Hola Pa... sip, llegué anoche. Disculpa que no te llamé. Estaba un poco cansado.

Lali resopló con su mentira. No había estado tan cansado para dar la vuelta con ella. Cuando encontró la mirada de Peter, él le sacó la lengua, y ella soltó una risita.

—Estoy planeando ir a verte. —Hizo una pausa—. Sé que en verdad has estado trabajando duro en tu jardín de rosas, pero ahora realmente no es el mejor momento.
Lali se aclaró su garganta, y Peter le echó un vistazo.

—Llévame a casa y ve a ver a tu papá —murmuró.

Sacudió su cabeza.

—Sí, él te extraña…

—Papá, estaré feliz de ir allá mientras no te importe que lleve a una amiga conmigo.

Espera, ¿qué? ¿De verdad la iba a llevar a conocer a su padre? Ese era un completo nivel de compromiso que nunca imaginó de él.

Peter debió haber registrado su sorpresa porque susurró:

—¿No te importa?

Sacudió su cabeza, y él sonrió.

—Está bien. Estaremos allí en diez minutos. —Después de que colgó el teléfono, se volvió hacia Lali —. ¿Estás segura de que estás bien con esto?

—¿Por qué no lo estaría?

Peter se encogió de hombros.

—No lo sé. Mi papá es... bueno, es un obrero, ex Marine irlandés y católico quien ama pasar el rato alrededor de su jardín de rosas y jugando con sus nietos.

Lali sonrió con su resumen.

—Considerando que la mayoría de mi familia por parte de mi mamá es de la clase obrera, creo que estaré bien. Además, es el abuelo de mi hijo.

—Es solo que no quería desperdiciar tu domingo escuchando a mi papá musitando sobre sus diferentes especies de rosas o sus historias de guerra.

—Creo que suena como algo divertido.
—Necesitas salir más, nena.

Lali experimentó el familiar apretón en su pecho con su actitud frívola. Su sonrisa decayó.

—Creo que en el fondo en realidad no quieres presentarme con él.

Peter apartó la mirada de la carretera para mirarla.

—¿Qué? ¿Por qué?

—No quieres tener que darle explicaciones sobre lo que somos o lo que no somos. Sin mencionar que no quieres tener que fingir que soy tu novia.

—Bueno, en realidad no había planeado presentarte como mi novia. Iba a mentir y decir que estábamos trabajando juntos en un proyecto para el trabajo.

—Oh —murmuró Lali.

—No pensabas que iba entrar tan campante ahí y lanzarle la bomba sobre el bebé, ¿o sí? Creo que lo asustaría un poco.

—¿Alguna vez planeas siquiera decirle?

—¿Y qué diría? "Hola papá, esta es la chica quien me pidió que la embarazara porque su reloj biológico estaba sonando. Tal vez de vez en cuando, te dejará ver al niño si quieres, pero firmé un contrato donde no tengo que tener alguna obligación parental o financiera.

Lali sacudió su cabeza.

—Sabes que tenía esa parte del contrato editado. Además jamás alejaría al bebé de su abuelo... o su padre,

Peter le echó una mirada de sorpresa.

—¿Quieres decir que no te opondrías a que tuviera una parte más grande en la vida del bebé?

El corazón de Lali palpitaba tan ruidosamente en su pecho que estaba segura de que Peter lo podía escuchar. Luchó por encontrar su voz.

—Por supuesto, que no me importaría. Quiero que hagas lo que sea que te haga sentirte cómodo.

Peter se quedó en silencio por unos segundos. Entonces suspiró.

—Quiero dejar algo claro. Tener una parte más grande no quiere decir que voy a ser un padre típico y ayudarte a criarlo. Y estoy seguro como el infierno que no voy a cambiar pañales o que voy a levantarme a mitad de la noche para alimentarlo o algo.

Lali mordió su labio para evitar sonreír. Continuaba desmenuzando su veleta endurecida de poco a poquito. Era un pequeño paso, pero tomaría lo que pudiera conseguir.

—Eso está bien. No esperaba que hagas algo de eso. Solo quiero que él o ella al menos sepa quién era su padre.

—Entonces estamos bien para ir.

Peter se estacionó en la entrada de una modesta casa de ladrillos. Justo como en su casa, el patio era hermoso.

—No estabas bromeando cuando dijiste que tenía manos de jardinero —reflexionó ella mientras salían del auto.

Peter sonrió.

—Espera a que te muestre su jardín de rosas.

—¿Tiene un jardín completo de rosas?

—Sí, con varias especies diferentes.

—Eso es asombroso. Tal vez estaría dispuesto a darme algunos consejos de jardinería. Me encantaría tener más flores creciendo alrededor de la ventana de la habitación del bebé.

—Estoy seguro que estaría más que feliz de ayudar.

Mientras Lali hacía su camino por la entrada, se tropezó. Peter deslizó un brazo alrededor de su cintura para estabilizarla.

—¿Estás bien?

—Me he estado mareando un poco últimamente. Otro maravilloso efecto secundario temprano del embarazo.

—Me alegra oír que no fueron nuestros esfuerzos de anoche los que te hicieron marearte —replicó con un sonrisa de suficiencia.

Ella golpeó su brazo juguetonamente.

—Eres terrible.

—Bueno, ¡hola, por allá! —llamó un hombre de cabeza plateada desde un lado de la casa.

La sorpresa abrumó a Lali cuando Peter no quitó su brazo de su cintura.


—Hola, Pa.


CONTINUARÁ...

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