miércoles, 3 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 39

CAPÍTULO 39


Ella luchó con el rubor trepando a sus mejillas por su franqueza.

—Es solo mi amigo.

Él le echó una mirada que le decía claramente que pensaba que le estaba diciendo mentiras.

—Desearía tener amigas tan bonitas como tú —dijo con una sonrisa.

Lali no pudo evitar soltar una risita.

—Pues gracias, John. Eres encantador, ¿no es cierto?

Infló su pecho, y Lali podría haber jurado que estaba viendo a Peter a los trece.

—Las chicas parecen pensar eso.

—Mmm, creo que además de tu cabello y ojos, podrías haber heredado tu habilidad para coquetear de tu tío Peter.

Peter escogió ese momento para volver afuera. Miró entre ella y John con una expresión curiosa.

—¿De qué están hablando ustedes dos?

—De lo mucho que John se parece a ti. —Le dio una sonrisa traviesa a Peter y le guiñó un ojo—. Y actúa como tú.

Peter cruzó sus brazos sobre su pecho desnudo.

—John, ¿estás haciendo tus movimientos en mi amiga?

John palideció un poco.

—No. Solo estaba hablando con ella. Quiero decir, tú nunca, jamás tienes a chicas aquí o las llevas a casa del abuelo.

Ahora era el turno de Peter para sonrojarse.

—Lo que sea. —Se zambulló en la piscina y nadó hacia donde Percy lo estaba esperando. Lali miró mientras Peter le daba a Percy unas demostraciones y entonces y luego le daba una retroalimentación de cómo hacerlo. Entre darle instrucciones, arrojaría a un alegre Gorgie en el aire y lo dejaría salpicar al caer.

Lali inhaló una respiración desesperada y trató de detener el aleteo de su corazón ante la vista de Peter interactuando sin ningún esfuerzo con sus sobrinos. Cuando salió de la piscina y fue caminando a zancadas hacia ella, no pudo evitar mirarlo con asombro.

Sus cejas se dispararon hacia arriba con su expresión.

—¿Qué?
—Es solo que nunca imaginé verte alrededor de niños.

—O sí, soy un maldito Ward Cleaver, ¿verdad? —resopló como respuesta.

—No te das a ti mismo el suficiente crédito. Por alguna razón, no te gusta admitir lo mucho que te preocupas por ellos.

—¿De verdad?

Ella asintió.
—Si fueras tan anti-niños, no les habrías ofrecido dejarlos venir y nadar, y habrías dejado a Georgie en el agua sin sus flotadores. Además, acabas de pasar veinte minutos dándole clases de natación a Percy.

Furiosamente Peter secó su cabello mojado con una toalla, empezando a fruncir el ceño.

—La, no sé en lo que estás pensando justo ahora, pero nunca voy a ser material de padre, ¿de acuerdo?

—No deberías de sentirte tan negativo sobre ti mismo —protestó ella.

Antes de que Peter pudiera decir algo, un chillido vino desde la piscina. Georgie estaba nadando hacia la escalera, lágrimas derramándose por su rostro.

Una vez que salió, corrió como un rayo hacia Lali y Peter.

—¡Me mantuvo sumergido! —lloró Georgie, apuntando a John.

—Fue apenas un segundo. Para de ser un bebé grande —replicó John.

—¡No pod-día respirar! —desdeñó Georgie quitando con fuerza las lágrimas de sus ojos con los puños.

—Déjalo ir, hombrecito. Estarás bien —dijo Peter.

Su respuesta hizo llorar más fuerte a Georgie y se ganó una mirada furibunda de Lali.

—¿Qué? —preguntó Peter.

—Ven aquí, cariño —ofreció Lali, abriendo sus brazos. Georgie rápidamente se lanzó a su regazo y entonces envolvió sus brazos alrededor de su cuello—. Shh, estás bien ahora. Se volvió con ira hacia John—. Creo que le debes una disculpa a tu hermano.

Los ojos de John se ampliaron mientras miraba de Lali a su tío, pero Peter solo se encogió de hombros.

—Uhm, lo siento, Georgie.

—¿Prometes no hacerlo de nuevo? —preguntó él, su voz amortiguada contra la clavícula de Lali.

—Sí, lo prometo.

Lali frotó la espalda de Georgie en amplios círculos.

—Ves, todo está bien. ¿Quieres volver a la piscina?

—No —desdeñó.

Percy puso los ojos en blanco hacia John quien entonces río disimuladamente.

—¡Sí, si yo estuviera presionada contra esos pechos, no querría irme tampoco! —dijo John mientras Percy asentía estando de acuerdo.

Aunque lo dijo en voz baja, Lali y Peter lo oyeron. Mientras Lali luchaba por contener el rubor subiendo por sus mejillas y cuello, Peter caminó hacia el borde de la piscina.

—¡Está bien, salgan en este instante! ¡Si van a ser así de irrespetuosos con mi amiga, pueden llevar sus pequeños traseros cachondos a casa! —gruñó.

Los ojos de John y Percy se ampliaron, pero no dijeron nada. Derrotados, comenzaron a subir las escaleras de la piscina.

—Espera, Peter, no los hagas irse a casa por eso. Solo están siendo chicos—argumentó Lali.

Él se dio la vuelta.

—¿Estás bromeando?

—Estoy segura de que se sienten muy mal por ser tan groseros y estarían dispuestos a disculparse. —Miró enfáticamente hacia los chicos—. ¿No es cierto?

—Sí, señora —dijo Percy.

John asintió.

—Estoy muy, muy apenado por decir algo así de ti, Lali.

—Gracias.

Por si acaso, John echó un vistazo a Peter.

—Y lamento haber sido irrespetuoso con tu nov... —Hizo una pausa ante la mirada asesina que Peter le dio—. Tu amiga —terminó.

—Yo también —dijo Percy.

Lali miró a Peter y sonrió.

—Ves, problema resuelto.

Georgie levantó su cabeza.

—¿Qué significa cachondo?

Lali no pudo evitar reírse con lo absurdo de la situación, especialmente cuando los ojos de Peter se ensancharon, y miró impotente a Lali para que lo explicara.

—No es algo sobre lo cual necesites saber, y tu tío no debería haberlo dicho—respondió ella.

—Oh, tío Peter, estás en problemas —dijo Georgie, apuntando un dedo acusador hacia Peter.

Lali sonrió.

—Sí, tío Peter es un chico muy malo. Deberíamos lavar su boca con jabón, ¿verdad?

Georgie se rio.

—Sí, deberíamos.

—¿Hola? —La voz de una mujer llamó desde adentro de la casa.

—¡Mamá! —gritó Georgie, desprendiéndose de Lali y corriendo hacia la entrada de la puerta.

Lali comenzó a levantarse, pero Peter la bloqueó, empujando su toalla hacia ella. Cuando comenzó a protestar, él hizo una mueca e hizo señas a su pecho. Ella echó un vistazo hacia abajo y se ruborizó. Al consolar a Georgie él había empapado su blusa blanca, y se podía ver directamente a través de su sujetador de encaje blanco.

—¡Ah, mierda! —Ella miró como una loca alrededor del patio para un escape.
Peter le tendió su mano.

—Ven a conocer a Euge.

—¿Estás bromeando? No conoceré a tu hermana viéndome como una tonta de un concurso de camisetas mojadas —silbó.

—No vas a tener muchas opciones. Al minuto en que Georgie le diga que hay una mujer aquí conmigo, va a estar encima de ti. —Él dio un paso adelante y envolvió la toalla alrededor de ella—. Solo finge que has estado nadando.

Está bien —murmuró de mala gana.

Como Peter predijo, Euge apareció en la puerta, sosteniendo la mano de Georgie. Ante la vista de Lali, se acercó rápidamente hacia ellos. Con su cabello arenoso y penetrantes ojos verdes, Euge y Peter podrían haber pasado por gemelos. Ella le dio una palmaditas a Peter en la espalda.

—Bueno, hermanito, no habría dejado venir a los chicos si hubiera sabido que tendrías compañía.

—Esta es Lali Espósito… es una amiga del trabajo.

Lali extendió su mano y le dio a Becky su mejor su sonrisa.

—Es un placer conocerte.
—Igualmente.

Mientras Euge continuó evaluándola, Lali se aclaró la garganta.

—Tus chicos son absolutamente adorables. Me alegro tanto de haberlos conocido.

Euge sonrió.

—Gracias. Solo espero que estuvieran portándose bien. —Entonces miró a Peter con una mirada determinada en su rostro—. No sabía que tenías amigas tan bonitas en el trabajo.

Peter resopló por la franqueza de su hermana.

—Sí, hay un alto estándar de belleza en la compañía.

Eugenia le dio un codazo juguetonamente.

—Bueno, no los importunaremos por más tiempo. —Ella hizo señas a John y a Percy para que salieran de la piscina. De mala gana salieron y empezaron a secarse con una toalla. Euge envolvió la toalla más apretada alrededor deGeorgie—. Ahora, ¿qué le decimos al tío Peter por dejarnos nadar?

—Gracias —corearon cantarinamente lo que hizo que Peter y Lali sonrieran.

Entonces tanto John como Percy miraron intencionadamente a Emma.

—Gracias por hablar con tío Peter para que nos dejara quedarnos… ambas veces —dijo John, con un dejo rosado en sus mejillas.

Lali sonrió.

—De nada.

Becky miró de los chicos a Lali, y luego le dio a Peter una mirada cómplice.

—Bueno, que ustedes dos tengan una noche encantadora.

—Gracias.
Euge y los chicos se dirigieron a la puerta. Una vez que se fueron, Peter gimió y frotó sus ojos mientras se desplomaba en la silla.

—Jesús, me alegro de que se hayan ido.

—Oh, odio verlos irse. Son unos chicos realmente muy dulces.

Él se rió entre dientes.

—Oh, sí, debería haberles pedido que pasasen la noche. Estoy seguro que a John le habría encantado compartir una cama contigo y tu par de pechos. —Él negó la cabeza con repugnancia—. El pequeño pervertido.

—Tiene trece años, ¿qué esperabas? Dudo profundamente que fueras un ángel de la virtud a esa edad —respondió Lali con una sonrisa.

—No, también era un pervertido.

—Me lo imaginé. Te juro que él luce y actúa como tú. —Ella dejó escapar una risa—. Es otro jugador Lanzani en proceso.

El teléfono celular de Peter comenzó a sonar, y cuando le echó un vistazo, hizo una mueca.

—Maldita sea, es de la oficina de la India. Tengo que tomarla. Siéntete como en casa, ¿de acuerdo?

—No hay problema —contestó Lali, rascando las orejas de Beau.

Tan pronto como Peter salió del cuarto, Beau saltó en el sofá con ella.

—¿Quieres encontrar una película romántica para verla conmigo?

Él lamió su mano. Ella agarró el control remoto de la mesa y comenzó a cambiar los canales.


—Oh —murmuró cuando vio una de sus favoritas. Nottinghill . Se acurrucó más arriba en el sofá, continuando acariciando el brillante pelaje negro de Beau. Después de un rato, sus parpados se pusieron pesados, y antes de que pudiera evitarlo, se durmió.Ella luchó con el rubor trepando a sus mejillas por su franqueza.

—Es solo mi amigo.

Él le echó una mirada que le decía claramente que pensaba que le estaba diciendo mentiras.

—Desearía tener amigas tan bonitas como tú —dijo con una sonrisa.

Lali no pudo evitar soltar una risita.

—Pues gracias, John. Eres encantador, ¿no es cierto?

Infló su pecho, y Lali podría haber jurado que estaba viendo a Peter a los trece.

—Las chicas parecen pensar eso.

—Mmm, creo que además de tu cabello y ojos, podrías haber heredado tu habilidad para coquetear de tu tío Peter.

Peter escogió ese momento para volver afuera. Miró entre ella y John con una expresión curiosa.

—¿De qué están hablando ustedes dos?

—De lo mucho que John se parece a ti. —Le dio una sonrisa traviesa a Peter y le guiñó un ojo—. Y actúa como tú.

Peter cruzó sus brazos sobre su pecho desnudo.

—John, ¿estás haciendo tus movimientos en mi amiga?

John palideció un poco.

—No. Solo estaba hablando con ella. Quiero decir, tú nunca, jamás tienes a chicas aquí o las llevas a casa del abuelo.

Ahora era el turno de Peter para sonrojarse.

—Lo que sea. —Se zambulló en la piscina y nadó hacia donde Percy lo estaba esperando. Lali miró mientras Peter le daba a Percy unas demostraciones y entonces y luego le daba una retroalimentación de cómo hacerlo. Entre darle instrucciones, arrojaría a un alegre Gorgie en el aire y lo dejaría salpicar al caer.

Lali inhaló una respiración desesperada y trató de detener el aleteo de su corazón ante la vista de Peter interactuando sin ningún esfuerzo con sus sobrinos. Cuando salió de la piscina y fue caminando a zancadas hacia ella, no pudo evitar mirarlo con asombro.

Sus cejas se dispararon hacia arriba con su expresión.

—¿Qué?
—Es solo que nunca imaginé verte alrededor de niños.

—O sí, soy un maldito Ward Cleaver, ¿verdad? —resopló como respuesta.

—No te das a ti mismo el suficiente crédito. Por alguna razón, no te gusta admitir lo mucho que te preocupas por ellos.

—¿De verdad?

Ella asintió.
—Si fueras tan anti-niños, no les habrías ofrecido dejarlos venir y nadar, y habrías dejado a Georgie en el agua sin sus flotadores. Además, acabas de pasar veinte minutos dándole clases de natación a Percy.

Furiosamente Peter secó su cabello mojado con una toalla, empezando a fruncir el ceño.

—La, no sé en lo que estás pensando justo ahora, pero nunca voy a ser material de padre, ¿de acuerdo?

—No deberías de sentirte tan negativo sobre ti mismo —protestó ella.

Antes de que Peter pudiera decir algo, un chillido vino desde la piscina. Georgie estaba nadando hacia la escalera, lágrimas derramándose por su rostro.

Una vez que salió, corrió como un rayo hacia Lali y Peter.

—¡Me mantuvo sumergido! —lloró Georgie, apuntando a John.

—Fue apenas un segundo. Para de ser un bebé grande —replicó John.

—¡No pod-día respirar! —desdeñó Georgie quitando con fuerza las lágrimas de sus ojos con los puños.

—Déjalo ir, hombrecito. Estarás bien —dijo Peter.

Su respuesta hizo llorar más fuerte a Georgie y se ganó una mirada furibunda de Lali.

—¿Qué? —preguntó Peter.

—Ven aquí, cariño —ofreció Lali, abriendo sus brazos. Georgie rápidamente se lanzó a su regazo y entonces envolvió sus brazos alrededor de su cuello—. Shh, estás bien ahora. Se volvió con ira hacia John—. Creo que le debes una disculpa a tu hermano.

Los ojos de John se ampliaron mientras miraba de Lali a su tío, pero Peter solo se encogió de hombros.

—Uhm, lo siento, Georgie.

—¿Prometes no hacerlo de nuevo? —preguntó él, su voz amortiguada contra la clavícula de Lali.

—Sí, lo prometo.

Lali frotó la espalda de Georgie en amplios círculos.

—Ves, todo está bien. ¿Quieres volver a la piscina?

—No —desdeñó.

Percy puso los ojos en blanco hacia John quien entonces río disimuladamente.

—¡Sí, si yo estuviera presionada contra esos pechos, no querría irme tampoco! —dijo John mientras Percy asentía estando de acuerdo.

Aunque lo dijo en voz baja, Lali y Peter lo oyeron. Mientras Lali luchaba por contener el rubor subiendo por sus mejillas y cuello, Peter caminó hacia el borde de la piscina.

—¡Está bien, salgan en este instante! ¡Si van a ser así de irrespetuosos con mi amiga, pueden llevar sus pequeños traseros cachondos a casa! —gruñó.

Los ojos de John y Percy se ampliaron, pero no dijeron nada. Derrotados, comenzaron a subir las escaleras de la piscina.

—Espera, Peter, no los hagas irse a casa por eso. Solo están siendo chicos—argumentó Lali.

Él se dio la vuelta.

—¿Estás bromeando?

—Estoy segura de que se sienten muy mal por ser tan groseros y estarían dispuestos a disculparse. —Miró enfáticamente hacia los chicos—. ¿No es cierto?

—Sí, señora —dijo Percy.

John asintió.

—Estoy muy, muy apenado por decir algo así de ti, Lali.

—Gracias.

Por si acaso, John echó un vistazo a Peter.

—Y lamento haber sido irrespetuoso con tu nov... —Hizo una pausa ante la mirada asesina que Peter le dio—. Tu amiga —terminó.

—Yo también —dijo Percy.

Lali miró a Peter y sonrió.

—Ves, problema resuelto.

Georgie levantó su cabeza.

—¿Qué significa cachondo?

Lali no pudo evitar reírse con lo absurdo de la situación, especialmente cuando los ojos de Peter se ensancharon, y miró impotente a Lali para que lo explicara.

—No es algo sobre lo cual necesites saber, y tu tío no debería haberlo dicho—respondió ella.

—Oh, tío Peter, estás en problemas —dijo Georgie, apuntando un dedo acusador hacia Peter.

Lali sonrió.

—Sí, tío Peter es un chico muy malo. Deberíamos lavar su boca con jabón, ¿verdad?

Georgie se rio.

—Sí, deberíamos.

—¿Hola? —La voz de una mujer llamó desde adentro de la casa.

—¡Mamá! —gritó Georgie, desprendiéndose de Lali y corriendo hacia la entrada de la puerta.

Lali comenzó a levantarse, pero Peter la bloqueó, empujando su toalla hacia ella. Cuando comenzó a protestar, él hizo una mueca e hizo señas a su pecho. Ella echó un vistazo hacia abajo y se ruborizó. Al consolar a Georgie él había empapado su blusa blanca, y se podía ver directamente a través de su sujetador de encaje blanco.

—¡Ah, mierda! —Ella miró como una loca alrededor del patio para un escape.
Peter le tendió su mano.

—Ven a conocer a Euge.

—¿Estás bromeando? No conoceré a tu hermana viéndome como una tonta de un concurso de camisetas mojadas —silbó.

—No vas a tener muchas opciones. Al minuto en que Georgie le diga que hay una mujer aquí conmigo, va a estar encima de ti. —Él dio un paso adelante y envolvió la toalla alrededor de ella—. Solo finge que has estado nadando.

Está bien —murmuró de mala gana.

Como Peter predijo, Euge apareció en la puerta, sosteniendo la mano de Georgie. Ante la vista de Lali, se acercó rápidamente hacia ellos. Con su cabello arenoso y penetrantes ojos verdes, Euge y Peter podrían haber pasado por gemelos. Ella le dio una palmaditas a Peter en la espalda.

—Bueno, hermanito, no habría dejado venir a los chicos si hubiera sabido que tendrías compañía.

—Esta es Lali Espósito… es una amiga del trabajo.

Lali extendió su mano y le dio a Becky su mejor su sonrisa.

—Es un placer conocerte.
—Igualmente.

Mientras Euge continuó evaluándola, Lali se aclaró la garganta.

—Tus chicos son absolutamente adorables. Me alegro tanto de haberlos conocido.

Euge sonrió.

—Gracias. Solo espero que estuvieran portándose bien. —Entonces miró a Peter con una mirada determinada en su rostro—. No sabía que tenías amigas tan bonitas en el trabajo.

Peter resopló por la franqueza de su hermana.

—Sí, hay un alto estándar de belleza en la compañía.

Eugenia le dio un codazo juguetonamente.

—Bueno, no los importunaremos por más tiempo. —Ella hizo señas a John y a Percy para que salieran de la piscina. De mala gana salieron y empezaron a secarse con una toalla. Euge envolvió la toalla más apretada alrededor deGeorgie—. Ahora, ¿qué le decimos al tío Peter por dejarnos nadar?

—Gracias —corearon cantarinamente lo que hizo que Peter y Lali sonrieran.

Entonces tanto John como Percy miraron intencionadamente a Emma.

—Gracias por hablar con tío Peter para que nos dejara quedarnos… ambas veces —dijo John, con un dejo rosado en sus mejillas.

Lali sonrió.

—De nada.

Becky miró de los chicos a Lali, y luego le dio a Peter una mirada cómplice.

—Bueno, que ustedes dos tengan una noche encantadora.

—Gracias.
Euge y los chicos se dirigieron a la puerta. Una vez que se fueron, Peter gimió y frotó sus ojos mientras se desplomaba en la silla.

—Jesús, me alegro de que se hayan ido.

—Oh, odio verlos irse. Son unos chicos realmente muy dulces.

Él se rió entre dientes.

—Oh, sí, debería haberles pedido que pasasen la noche. Estoy seguro que a John le habría encantado compartir una cama contigo y tu par de pechos. —Él negó la cabeza con repugnancia—. El pequeño pervertido.

—Tiene trece años, ¿qué esperabas? Dudo profundamente que fueras un ángel de la virtud a esa edad —respondió Lali con una sonrisa.

—No, también era un pervertido.

—Me lo imaginé. Te juro que él luce y actúa como tú. —Ella dejó escapar una risa—. Es otro jugador Lanzani en proceso.

El teléfono celular de Peter comenzó a sonar, y cuando le echó un vistazo, hizo una mueca.

—Maldita sea, es de la oficina de la India. Tengo que tomarla. Siéntete como en casa, ¿de acuerdo?

—No hay problema —contestó Lali, rascando las orejas de Beau.

Tan pronto como Peter salió del cuarto, Beau saltó en el sofá con ella.

—¿Quieres encontrar una película romántica para verla conmigo?

Él lamió su mano. Ella agarró el control remoto de la mesa y comenzó a cambiar los canales.

—Oh —murmuró cuando vio una de sus favoritas. Nottinghill . Se acurrucó más arriba en el sofá, continuando acariciando el brillante pelaje negro de Beau. Después de un rato, sus parpados se pusieron pesados, y antes de que pudiera evitarlo, se durmió.


CONTINUARÁ...

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