martes, 30 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 66


DOS MESES DESPUÉS

Sumergiéndose en la bañera de gran tamaño, Lali le echó un vistazo con disgusto a sus pies hinchados. Había pensado que se enfrentaría a este particular poco atractivo efecto secundario del embarazo mucho más adelante. Pero a medida que pasaba de su primer trimestre el segundo, sus pies se habían empezado a transformar diariamente. Debido a que había pasado la mayor parte del día haciendo presentaciones publicitarias una tras otra, estaban peor que de costumbre.

Beau descansaba en el azulejo en frente de la bañera, roncando ligeramente. Con Peter viajando fuera de la ciudad cada dos semanas por su condición de Vicepresidente, Beau había llegado a ser tanto su perro como el suyo. Ella lo recogió de Doggy Daycare, y él la ayudaba a pasar sus solitarias noches sin Peter durmiendo a su lado.

Lali acababa de recalentar el agua para un largo remojo cuando Beau levantó su cabeza. Después de dar un ladrido, corrió hacia la puerta del baño.

—Oh, apuesto a que papi regresó a casa de Nueva York —dijo, mientras Beau se movía y giraba su cola hacia delante y atrás, Lali no podía evitar compartir su emoción.

—¿La? —La voz de Peter venia del pasillo.

—En la bañera —gritó.

Él abrió la puerta y le sonrió ampliamente.

—¡Hola, nena! —Beau ladraba en los talones de Peter mientras él se inclinaba hacia abajo en la bañera. Le dio un prolongado beso antes de volver su atención a Beau.

—¿Cómo estuvo tu viaje? —preguntó, mientras él le rascaba las orejas a Beau.
Aidan se quejó.

—La misma mierda.
Ella arrugó la nariz.

—Lo que significa la misma mierda de irte otra vez la próxima semana, ¿cierto?

—Desafortunadamente, sí. Supongo que es por lo que me pagan mucho dinero. —Le echó un vistazo a las burbujas que cubrían su silueta—. ¿No es un
poco temprano para eso?

Ella se rio y sacó una pierna fuera del agua.

—Supongo que sí, pero pensé que podría remojarme un rato para que mis pies de payaso hinchados por el embarazo se desinflamen un poco.

Arrodillándose, él tomó su pie en una de sus manos y besó el empeine.

—Les daré un masaje cuando salgas.

Lali arqueó las cejas hacia él.

—Uh-huh, ¿y qué quieres a cambio de ese trato?

Peter se rio entre dientes.

—¿Quién dijo que quiero algo a cambio? Los pies de la mamá de mi bebé están hinchados, así que, tengo la responsabilidad de hacer las cosas un poco mejor. Ella sonrió.

—El agua todavía está caliente. Podrías unirte a mí.

Sus dedos inmediatamente fueron a los botones de su camisa.

—No tienes que pedírmelo dos veces.

Lali lo miraba apreciativamente mientras se desvestía. Cada vez que se iba, lo extrañaba y lo ansiaba más. Después de entrar en la bañera, él envolvió sus brazos alrededor de ella, poniéndola en su regazo. La sorprendió cuando la besó tiernamente, en vez de con su habitual pasión hambrienta. Por supuesto, cuando pasó sus dedos por su columna vertebral, la hizo temblar con anticipación.


—¿Vas a decirme en qué estás pensando? —preguntó Peter.


CONTINUARÁ...

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