martes, 2 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 35


Peter se atragantó con el bocado de camarones que había tomado. Sucumbió a un ataque de tos antes de tomar un gran trago de vino.

—Esa salió de la nada —respondió, con voz estrangulada.

—En realidad no. Solamente quieres evitar la pregunta.

Hizo un sonido de frustración en la parte posterior de su garganta. Después de mirar fijamente hacia el agua resplandeciente, finalmente dijo:

―Sí, he estado enamorado antes. ¿Estás feliz ahora?

—¿Eso es todo lo que obtengo?

—¿Esperabas algunos detalles escabrosos?

Lali sonrió.

—Tal vez.

—Bueno, creo que es suficiente por esta noche. —Agarró su plato vacío y comenzó a levantarse de su silla cuando ella extendió la mano y le tocó ligeramente el brazo. Lali podía ver la lucha en sus ojos, por no hablar de él manteniéndose apretando y relajando su mandíbula. Parecía vapulearse internamente acerca de si debía ser honesto con ella o no.

Sin querer causarle más dolor, sacudió la cabeza.

—Está bien. No tienes que decirme. Fue de mala educación preguntar.

—No, no, te voy a dar los detalles morbosos —contestó él, echándose hacia atrás.

La mandíbula de Lali cayó abierta. No pudo evitar inclinarse hacia adelante, expectante a la espera de absorber cada palabra. Entre escuchar sobre sus padres y ahora su vida amorosa, muchas piezas del rompecabezas de Peter se estaban uniendo.

—Su nombre era Paula, y teníamos quince años. Ambos estábamos en el equipo de natación de nuestra escuela secundaria. Ella fue mi primera relación, mi primera experiencia sexual, y… —Él se removió en su silla—. El primer corazón de una chica que rompí.

El propio corazón de Lali de pronto sufrió por una chica que ni siquiera conocía.

—¿Por qué terminaron?

—Estuvimos saliendo a través de la escuela secundaria e intentamos hacerlo funcionar el primer semestre de la universidad, pero mi corazón ya no estaba en ello. Más que nada, no quería estar atado. Así que empecé a mirar a otras mujeres.

—¿Te atrapó engañándola?

Peter se frotó las manos sobre su rostro.

—Joder, no puedo creer que esté contándote todo esto.

—Por favor termina.

—No, rompí antes de que se enterara. Entonces tres años después, me encontré con ella en la boda de un amigo, y comenzamos a vernos de nuevo. Ya ninguno de los dos estaba nadando en competencias, habíamos terminado la universidad y estábamos empezando nuestras carreras. Después de otro año juntos, lo lógico era…

—Comprometerse.

Él hizo una mueca.

—Pero por mucho que ella quisiera una propuesta, solo no podía ser un hombre y hacerlo. La idea de estar atado a ella por el resto de mi vida me hacía sentir físicamente ahogado. —Su cuerpo tembló ligeramente—. Y entonces hice algo muy, muy de mierda, así que ella terminó conmigo.


—¿Qué hiciste? —cuestionó Lali suavemente.


CONTINUARÁ...

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