lunes, 8 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 45


—¡Santa mierda, ¡una tiene dos líneas y las otras dicen “SÍ”! Cayendo del mostrador hacia las baldosas del piso, Lali se acercó a Cande y la tomó de los hombros. Perpleja, preguntó:

—Pero… ¿entonces eso quiere decir que…?

Lágrimas brillaron en los ojos de Cande.

—¡Quiere decir que estás embarazada!
—¿Estás segura? ¿No leíste mal las cajas o algo?

—No, soy positiva. ¡Y las pruebas son positivas!

Lali se congeló mientras su cuerpo trataba desesperadamente de procesar sus emociones. Corrían a través de ella a la velocidad de la luz causando que su cuerpo temblara. No podía parpadear, mucho menos controlar su respiración. Todos los dolorosos años después de las muertes de Agus y su madre que había pasado esperando, rogando y deseando un niño llevaban a ese momento. Era física y emocionalmente abrumador. Embarazada… realmente estaba embarazada.

Cande la sacudió gentilmente.

—Respira, La, tienes que respirar.

Lágrimas silenciosas bajaron por las mejillas de Lali. Su mano fue tentativamente a su abdomen.

—No puedo creer que en verdad esté sucediendo.

—Se siente bien tener razón —bromeó Cande, limpiando sus propias lágrimas con el reverso de su mano.

La expresión encantada de Lali se empezó a difuminar.

—¿Qué pasa si las pruebas estuvieran mal? Quiero decir, ¿qué pasa si…?

Cande sacudió su cabeza.

—Podrías comprar diez pruebas más para entretenerte, pero es real esta vez.

Alcanzando un pañuelo, Lali limpió sus ojos.

—¿No lo ves? Ha habido tanta decepción y tristeza en mi vida que es difícil para mí aceptar que algo que quiero tanto realmente suceda.

—La…

—No entiendes lo que ha sido para mí. Tantas veces he elevado mis esperanzas por felicidad real solo para que se derrumben. Agus y yo estábamos
planeando formar una familia de inmediato. Bromeaba sobre embarazarme, así
podríamos tener una Boda Forzada. No quería nada más que tener a su hijo, yentonces se fue. Después perdí a mi madre. —Su labio tembló—. Estoy asustada de que todo esto se derrumbe, Cande.

—No tengas miedo. —Candela atrajo a Lali a sus brazos—. Estoy aquí para ti, y todo estará bien. Finalmente es tu momento, La. Solo vas a tener que mantener la fe y creerlo.

Lali cerró sus ojos y dejó que el optimismo de Candela la llenara.

—Quiero creerlo. Tanto, tanto, tanto.

Candela se alejó para darle a Lali una sonrisa segura.

—Bueno, más te vale porque es la verdad. Ahora mírate al espejo y di las palabras.

—¿En serio, Cande?

—¡Hazlo!

—Bien. —Lali miró su cara pálida y manchada de rímel en el espejo—.Estoy embarazada y voy a ser mamá.

—¡Demonios, sí! Ahora, ¿cuándo vas a decirle a Papá Oso las buenas noticias?

—Oh, no lo sé. Aunque hemos hablado por teléfono y Skype desde que se fue, no quiero hacerlo de esa manera. —Ante la expresión maliciosa en la cara de Candela, Lali cruzó sus brazos sobre su pecho—. Sé lo que imaginas, y la respuesta es no. ¡No tuvimos sexo telefónico!

—Qué decepcionante —suspiró Candela.

Girando sus ojos, Lali dijo:

—De cualquier modo, volviendo al punto. Creo que lo mejor es esperar a que vuelva a casa.
—¿Y cuándo es eso exactamente?

—En algún momento de la próxima semana.

—Bien. Para entonces, habrás tenido tiempo de ver a tu ginecólogo y sabrás sin una sombra de duda que puedes decirle las buenas noticias. —Ella mantuvo abierta la puerta del baño—. ¡Yo digo que salgamos de aquí en cinco y vayamos a festejar con bebidas sin alcohol y chocolate!

Lali sonrió.


—Suena como un plan para mí.

***

Una semana después, Lali se detuvo en la sala de espera del consultorio de su ginecólogo ante las caras expectantes de Cande y Pablo. No podía ocultar su brillante sonrisa.

—¡Estoy real, realmente embarazada!

Saltando de sus sillas, ambos rompieron en gritos ruidosos y dieron a Lali un largo y alegre abrazo de grupo. Camino al auto, su teléfono vibró en su bolso. Lo sacó y contuvo el aliento.

En el aeropuerto. Volviendo a casa. ¿Quieres que vayamos a tomar algo a O’Malley´s a las seis?

Ella le respondió rápidamente a Peter.

Seguro. Suena bien. Te veo entonces.

Ante su siguiente respuesta, Lali se detuvo abruptamente y fijó sus ojos en el teléfono. Ansiedad y deseo atados a sus palabras.

Bien. Estoy ansioso por besar y lamer cada centímetro cuadrado de ese fabuloso cuerpo tuyo esta noche.

—¿Qué sucede, La? —preguntó Candela.

—Nada… solo un mensaje de texto que recibí.

Pablo resopló.

—¡Solo un mensaje de texto mi trasero! ¡Por la expresión derretida de tu rostro, asumo que es uno de Papá Oso Lanzani! —bromeó Pablo.

Lali rio.

—Sí, lo es. Está camino a casa.

Mirando sobre su hombro, Pablo se atragantó.

—Demonios, chica, ¿está esperando lamer cada centímetro de tu cuerpo? ¡La se me está poniendo traviesa!

—¡Podrías parar! —chilló ella, sacando el teléfono de su vista. Su reacción hizo que Pablo y Candela rieran como locos al subir al auto.

Buscando las llaves de su auto, no estaba segura de cómo responder el mensaje de Peter. Finalmente, escribió un rápido:

Te veo entonces.

Mientras arrancaba, tuvo la sensación en su estómago de que decirle a Peter no iba a ser tan fácil como había pensado.



CONTINUARÁ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario