Lali se quedó sin aliento.
—¿En serio?
Él la miró con atención.
—Aunque me cueste admitirlo, te he echado mucho de menos mientras
estuve fuera.
—¿Estás seguro de que no solo extrañabas el sexo?
Él frunció el ceño.
—Sí, estoy seguro.
Ella le dedicó una sonrisa vacilante.
—Entonces eso es muy halagador.
—Joder, no pensé que me harías trabajar tan duro en esto.
—¿Perdón?
—Creí que... —Negó con la cabeza—. Pensé que nos querías juntos más
que yo.
—Sí, quiero —respondió en voz baja.
—Tienes una manera infernal de demostrarlo.
Ella lo miró.
—Bueno, tú no estás realmente jugando limpio. Has sido amable y
considerado, por no decir completamente cuidadoso, todo el tiempo que estábamos
tratando de concebir, pero siempre me mantienes a distancia. Cada vez que pensé
que podrías estar realmente interesado en mí, te cerrabas. Y ahora esperas que
salte sobre el hecho de que podrías desear más cuando estoy a una hormona de
impulsarme en una ruina emocional.
—¿Qué diferencia hace eso?
—¡Toda! —Señaló a través del parabrisas hacia un empaquetador adolescente
que recogía los carros—. Estoy tan golpeada por las hormonas en esto momentos
que ese chico me podría pedir que me casara con él, y yo diría que sí.
—Eso es jodido —musitó Peter.
—Sí, se llama estrógeno, y está trabajando horas extras en estos momentos.
Si quieres saber lo que se siente, es algo así como la forma en que la dosis
masiva de testosterona bombea llevando el combustible a la cabeza debajo de tu
cintura, manejando la mayor parte de tus decisiones.
Peter echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
—¿Estás tratando de decir que solo pienso con mi polla?
—No creo que estuviera embarazada en este momento si no lo hicieras
—dijo Lali con suavidad.
Su expresión se ensombreció.
—¿He de suponer que los estrógenos son los que hablan o solo estás
tratando de cortarme?
Lali bajó la cabeza.
—Sí y no. Es solo que todo es tan emocionalmente abrumador en estos
momentos. Reunirnos con Juan hoy... —Se mordió el labio y miró por la ventana
del auto—. Sé que solo estuvimos juntos por un corto tiempo, pero fue casi como
el momento en que lo conocí que sentí una conexión con algo que no he tenido en
mucho, mucho tiempo, un amor de padre. Solo lo he sentido antes, con mi abuelo,
y él es mi sangre.
El pecho de Peter se tensó ante el visible dolor de Lali. Extendió la mano
y tomó la mano entre las suyas.
—La…
Ella se volvió hacia él con lágrimas en los ojos.
—¿Crees que estás tratando de protegerte a ti mismo? Bueno, yo
también, y por más que quiera decirte que sí Peter, tengo que protegerme y proteger
al bebé.
—¿El bebé? ¿De verdad crees que yo haría cualquier cosa para hacerle daño?
—No intencionalmente. Pero no puedo dejar que entres en nuestras vidas
si es posible que salgas corriendo cuando una mujer con una falda corta y
enormes
pechos de vuelta a tu cabeza.
—Eso fue jodidamente bajo —gruñó.
Se secó los ojos.
—Lo siento, pero ya sabes, que en algún nivel fundamental es la
verdad. Te has dicho a ti mismo un millón de veces que no tienes relaciones a
largo plazo.
—Sí, bueno, la gente puede cambiar ya sabes.
—No te puedes imaginar lo mucho que quiero creer eso ―susurró.
Peter suspiró, tamborileando con los dedos sobre el volante.
—Mira, esa llamada telefónica que recibí del trabajo fue sobre que
tengo que volar a Washington el martes. Estaré fuera durante unos días. ¿Vas a
pensar en
ello mientras no estoy?
—Lo haré si tú lo haces.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Significa que quiero que te asegures de comprender plenamente lo que estás
pidiendo de mí y de ti mismo. Y quiero que tengas una idea bastante clara de lo
quiere decir "más" para ti.
—Está bien. —Él le dio una mirada mordaz—. Lo haré si tú lo haces.
Las comisuras de sus labios se torcieron en una sonrisa.
—Es un trato.
CONTINUARÁ...
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