sábado, 6 de septiembre de 2014

La Proposición: Capítulo 43


Con una ronda completa junto con mantener su promesa de la atención oral, Lali despertó acurrucada en el hueco del brazo de Peter, presionando su oreja contra su pecho, escuchó el suave zumbido de los latidos de su corazón. Casi se había vuelto a dormir cuando la voz de Peter la despertó.

—¿Estás despierta?

—Uhum… —murmuró.

—Hay algo que necesito decirte, y realmente necesito que estés completamente despierta para esto, La.

Sus palabras la rociaron con el mismo efecto que una taza de café. Se levantó para mirar a su expresión de preocupación.

—¿Por qué tengo la sensación de que estás a punto de dejar caer una gran bomba sobre mí?

Peter exhaló una respiración entrecortada.

—Debido a mi nuevo ascenso, tengo que ir a la India para ayudar a iniciar la nueva oficina de la sucursal de allí.

Interiormente, el alivio se apoderó de Lali. Un millón de devastadores escenarios habían corrido por su mente. La mayoría de ellos no lejos de ya no querer verla o ya no ser parte de hacer-bebés.

—¿Cuánto tiempo estarás fuera?

—Esta es la parte que no te va a gustar… de dos semanas a un mes.

Lali se quedó sin aliento.
—Pero eso significa que es posible que no estés aquí la próxima vez que…—Ella agachó la cabeza—. Bueno, ya sabes.

Peter pasó su pulgar por su mejilla.

—Pero podría estar. Es solo que no sé cuánto tiempo va a tomar.

Ella asintió con la cabeza.

—Está bien. Entiendo.

—¿En serio?

—No es como que estás eligiendo irte vacaciones o algo así. Es trabajo…tienes que hacerlo. Me doy cuenta de que tienes una vida fuera de mí y mi esquema de hacer bebés. —Ella sonrió—. Además, no es como si pudiera mantenerme encadenado a la cama para mis propias necesidades.

Su pecho vibró con la risa debajo de ella.

—Oh, La, no sabía que podías ser tan perversa. —Apoyándose en los codos, le sonrió—. Cada vez que me quieres esposar a la cama, solo házmelo saber. Con mucho gusto me rendiré a ti.

Lali se irguió a horcajadas sobre él.

—Creo que lo estamos haciendo bien solo como somos.

Sus dedos acariciaron sus muslos.

—Ahora, ¿por qué no me respondes sorprendiéndome? Si encuentras las encimeras de cocina ofensivas para concebir, estoy seguro que cualquier noción de dominación está fuera.

—Me dijiste antes que no irías por eso.

—Eso es verdad. Pero por ti, haría una excepción.

Poniendo los ojos, Lali se inclinó, lamiendo su lengua por su cuello y a lo largo de su mandíbula. Cuando estaba casi a en su boca, se apartó.

—¿Crees que me puedes obligar a otra ronda?

Peter sonrió.

—Pero por supuesto.

En ese momento, Beau saltó sobre la cama con la ropa interior de Lali entre sus dientes.

—¡Beau! ¡No, dame esas! —gritó, agarrándolo por su boca. Una vez que le robó las bragas, su nariz húmeda empujó contra el muslo de Lali, tratando de empujarla del regazo de Peter.

—¡Beau, tú jodido viejo bloqueador de polla! ¡Abajo! —gritó Peter.

Lali cayó en la cama riéndose. Entre el comentario de Peter y las payasadas de Beau, ella apenas podía respirar. Beau comenzó a lamer su cara, y ella tuvo que empujarlo.

—No, chico, para —jadeó.

—¡Abajo! —gritó Peter, tratando de agarrar el cuello de Beau.

Cuando Beau fue exitosamente sacado fuera de la cama, Lali se volvió hacia Peter.

—¿Qué sucederá con él mientras te hayas ido?

Peter se encogió de hombros.

—A pesar de que odia pasar la noche ahí, creo que lo voy a hospedar Doggy Daycare—La guardería canina.

Lali miró sobre un lado de la cama a Beau. Él procedió a darle la cara del perro de caza más triste que pudo reunir.

—Oh, pobre bebé. —Ella se volvió hacia Peter y sonrió—. Lo podría cuidar por ti.

Peter gruñó.

—¿Qué demonios te poseería para querer hacer eso?

—Porque lo amo, y odio pensar en él siendo infeliz durante dos o cuatro semanas.

—Hablas en serio, ¿verdad?

Lali asintió.

—¿No me confías a tu perro?

Él se echó a reír.

—Por supuesto que sí. Y si realmente quieres ponerte al día con su culo apestoso de dos a cuatro semanas, él es tuyo.

Ella se asomó por el borde de la cama otra vez.

—¿Has oído eso chico? Vas a venir y te quedarás conmigo mientras papi va a la India.

Beau golpeó su cola con admiración mientras Peter reía.

—No puedo creer que simplemente me llamaste el papi de Beau.

Ella le dedicó una sonrisa maliciosa mientras arrastraba sus dedos hasta su muslo y luego tomaba su flácida polla en su mano.

—¿Prefieres que te llame “Papi Grande”? —Se lamió los labios en anticipación.

—Oh, sí, eso es bueno.

—¿Qué parte? ¿Yo acariciándote así o llamándote Papi Grande? —bromeó.

—Mmm, ambos —respondió.

Una vez que lo hubo trabajado hasta alzar el mástil, lo guio hasta su ya mojado centro. Lali le sonrió a Peter.


—Entonces, está bien, Papi Grande, vamos a intentar una vez más hacer un bebé.


CONTINUARÁ...

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